Buenas noticias

Aterrizo, con ilusión, en esta época estival. No obstante, cada mañana, desayuno con la posguerra en Irak. Un verano negro tiñe las carreteras de la Comunidad Valenciana. El último caso de violencia doméstica. Asesinatos de rehenes a manos de los grupos islamistas. Incendios, tragedias e hileras de ataúdes sobre el suelo. No sé ustedes, pero yo que soy un hombre amante de la naturaleza, un aldeano global vecino de Catarroja que tiene que ejercer de urbanitas echo de menos las buenas noticias.

Les invito a pasear por el puerto de Catarroja, con esas aguas que acarician la ribera hasta desembocar con suavidad en L'Albufera. Les invito a reparar en lo pequeño, en la belleza del lirio de marjal, en el hermoso nenúfar, en la esbeltez de la espiga de agua, en el vivo samaruc o en la ingenuidad del galápago. Es mucho más que un lugar de esparcimiento, mucho más que el objetivo de intereses urbanísticos. Se restauran y conservan tanto las especies que allí viven, como el medio ambiente.

La Consejería de Territorio y Vivienda está desarrollando intensas actuaciones de producción, plantación, restauración y conservación de plantas acuáticas y humedales. Puede que los escépticos crean que esto no son más que palabras y hallen más estímulo en los datos. Por eso digo que ha invertido entre 60.000 y 75.000 euros por año desde 1999.

El fruto de la conservación de las especies protegidas, de los humedales, la revegetación de áreas creadas para la conservación de la fauna amenazada es el legado de nuestros hijos y nietos. Toneladas de vida volcadas como anteayer harán posible que también nuestra descendencia siga disfrutando de esos paseos a los que les invitaba. Todavía existen personas que hacen buen uso de ese filtro que transforma el agua en arco iris.

Como vecino de Catarroja, valenciano y, sobre todo, como ciudadano de este planeta, me animé a escribir estas líneas. Las buenas noticias sientan bien. Ustedes, disfruten hoy de un mejor desayuno. ¡Que aproveche!