"Para bailar hay que habitar la música"
Una terraza a la sombra en la sierra madrileña. Clara Bueno nos recibe en su casa escuela con vasos sanadores de agua diamantina. Parece que hemos entrado en un minipalacio de Las mil y una noches. Pone música india de fondo, para que baile la conversación.
Pregunta. Fue juez antes que bailarina. ¿Qué le hizo meterse en pleitos?
Respuesta. Soy licenciada en Derecho. Buscaba trabajo en Ibiza y me ofrecieron una plaza vacante. Salió a concurso, pensé que nunca me la darían, pero la gané y ejercí dos años.
P. ¿Condenó mucho?
R. Lo habitual. Yo me dedicaba a juicios de faltas, desahucios, reclamaciones, todo por lo civil.
P. ¿Cree que fue justa?
R. Lo intenté. En muchos casos apliqué eso que se llama arbitrio del juez y en la Audiencia se me respetaba. Condenaba a compañías de seguros, ampliaba plazos si veía agobios.
P. ¿Ha cambiado mucho Ibiza desde aquellos años setenta?
R. Sí que era una isla mágica entonces. Ahora no sé.
P. ¿Allí se pasó a la danza?
R. Sí, en esos años entré en contacto con la danza oriental. Yo había estudiado ballet clásico y ahora sé que mi alma es de bailarina universal, aunque yo me he decantado a lo oriental.
P. ¿Cómo decidió dejar una cosa por la otra?
R. Yo frecuentaba un bar en Santa Gertrudis. Allí había una bailarina, Roberta, que me despertó la ansiedad. Era luminosa.
P. ¿Además de Roberta, le sedujo alguna cosa más?
R. En esta danza puedes recuperar el sentimiento más antiguo del baile, que es lo que yo trato de encarnar. Es lo que te hace vibrar, ser consciente de que es tu camino y que está dentro de ti. Tiene que ver con estar poseído por la danza en algunos momentos, cuando apartas la técnica y los movimientos se apoderan de ti y te desprendes del ego.
P. Eso también les ocurre a muchos bailarines clásicos.
R. Es que la danza es la misma para todos. Tratamos de trascender la vanidad, entrar en un cuento de hadas, en otro mundo.
P. Pero usted es especialista en algo concreto.
R. Lo mío está entre lo árabe y lo hindú. Es un tipo de danza que sale de los templos y después se instala en los palacios y en las calles, aunque en lo hindú no se ha perdido el sentido sagrado, en lo árabe, sí.
P. Y ahora, ¿en qué está?
R. Estudio Odissi, una danza con la que todo queda compacto y que fortalece el cuerpo.
P. ¿Viaja mucho a India?
R. Nunca he estado allí. Quiero reservarme un tiempo largo para ir. Estoy preparada ya para ello, pero quiero ir con mi hijo.
P. ¿Cuánto tiempo hace que practica la danza del vientre?
R. Hace 18 años. La danza oriental es una bendición, no es para élites, es envolvente y da igual tu condición. Es para gordos, flacos, feos, guapos, viejos, jóvenes, todos tienen su lugar en ella.
P. ¿Ésa es su clave? ¿Cómo se consigue llegar a disfrutarlo?
R. Lo fundamental es la disociación del cuerpo, desbloquear todas las articulaciones. A las mujeres que lo practican les cambia hasta el físico y se manifiestan de forma creativa. Todo el mundo puede aportar belleza.
P. Será algo que no es muy del agrado de los integristas.
R. Los integristas no están a favor de nada. Las bailarinas además son muy carnales, exuberantes y morbosas en Oriente; en Occidente se masculinizan un poco.
P. Para ellas será una cruz.
R. También una forma de emancipación. Muchas encuentran el camino de la libertad y las hay que se casan tres veces y eligen marido. Pasan a otro nivel.
P. ¿Y las danzas orientales conservan mensajes espirituales o son más una exhibición?
R. Tienen el énfasis que quiera poner cada bailarina, a mí me gusta dar un mensaje, desde la poesía a un simple ofrecimiento. Pero lo más importante es que hay que bailar aportando algo. Hay que habitar la música, es la que te deja llevar y hay que habitar cada rincón suyo.
P. Eso es muy espiritual y muy poético. ¿Recibe inspiración divina o del más allá?
R. Hay entidades que nos ayudan aquí en la Tierra. Hay cosas que van a peor, pero mejorarán.
P. ¿En qué cree? ¿Quién es ese señor de la foto que anda por todos los cuartos, por ejemplo?
R. Es Bruno Göring, un sanador que curaba en masa. El Gobierno alemán le prohibió ejercer y él se fue enfermando hasta que se murió. Cuando le abrieron estaba abrasado por dentro.
P. ¿Y le sirve?
R. Para algunas cosas. Le pido ayuda. Él dijo antes de morir que estaría por ahí para echarnos una mano. Pero bueno, no quiero parecer iluminada.
P. Ya, pero pueden ayudar a alguien si las contamos.
R. Eso sí, ¿queréis más agua diamantina?
La toga por el velo
Resolvía pleitos en Ibiza, pero decidió dejar la toga y ponerse el velo. Clara Bueno, madrileña, es hoy un referente en España para la danza oriental. Ha actuado en todo el mundo desde que se hiciera bailarina del vientre hace 18 años en Ibiza, instruida por Nur Banú y Zora. Hoy tiene su escuela, imparte cursos en universidades y no deja de explorar todas las variantes de danzas árabes e hindúes. Le mete espiritualidad a la cosa, es devota del sanador alemán Bruno Göring, al que a veces se encomienda, cree que la danza oriental puede llegar a transformar a la gente y busca entrar en otros mundos
cuando mueve su cuerpo al son
de esos ritmos exóticos.
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