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La policía detiene a 37 'okupas' en el desalojo del 'gaztetxe' de Pamplona

Herido un hombre durante una protesta en apoyo de los 'okupas'

Efectivos policiales desalojaron a lo largo del día de ayer el gaztetxe de Pamplona, ubicado desde hace diez años en el antiguo frontón Euskal Jai, en la calle de San Agustín, en pleno centro de la capital navarra. Un total de 37 jóvenes que okupaban el lugar, entre ellos tres menores, fueron identificados y detenidos. La mayoría quedaron posteriormente en libertad. Dos de los okupas y un agente sufrieron heridas leves en los incidentes que se registraron. Las excavadoras iniciaron de inmediato el derribo del inmueble.

El Ayuntamiento de Pamplona, que quiere construir en el solar un complejo de piscinas para los vecinos, estaba respaldado por un auto judicial fechado el día 12 que autorizaba la entrada de la policía tras constatar la negativa de los ocupantes a abandonar el lugar. El juez decano de Pamplona supervisó la operación.

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Al caer la tarde, unas 15 horas después de que empezase el desalojo, otros siete jóvenes seguían recluidos en el edificio, según la Policía Municipal. Tres permanecían en el tejado, dos en un contenedor blindado, otro encerrado en un zulo y el séptimo con un brazo atrapado en hormigón.

La alcaldesa de Pamplona, la regionalista Yolanda Barcina, compareció por la mañana en rueda de prensa para dar cuenta de una operación cuya urgencia justificó en tres argumentos: el estado ruinoso del edificio, la realización de actividades "lucrativas" de hostelería que podrían haber causado, afirmó, la intoxicación de una veintena de personas en sanfermines y el desarrollo en el gaztetxe de actos convocados por grupos ligados a la ilegalizada Batasuna. La alcaldesa recordó que el edificio es propiedad municipal desde el 21 de junio y recalcó que esa responsabilidad exigía el desalojo inmediato.

Barcina subrayó que el frontón permanecía ocupado ilegalmente y se impedía el acceso a los inspectores para comprobar la salubridad y seguridad de sus instalaciones. La alcaldesa dijo que la operación se desarrolló sin poner en riesgo la seguridad de los ocupantes ni afectar a los vecinos, lo que negaron los desalojados.

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A las 6.35, varios cientos de agentes de la Policía Municipal, Cuerpo Nacional de Policía y Policía Foral rodearon la zona y ocuparon el gaztetxe mientras una enorme excavadora comenzaba a demoler el edificio. Los agentes fueron desalojando a los jóvenes que se habían amarrado a puertas, ventanas y paredes y atrincherado en el inmueble.

"Nos hemos encontrado un verdadero búnker de acero y hormigón impropio de un lugar donde se dice que sólo se realizaban actividades culturales", recalcó la primera edil. El Ayuntamiento no actuará judicialmente contra los jóvenes dado que el Código Penal ya prevé multas contra los autores de una ocupación ilegal.

Numerosos vecinos apoyaron a los ocupantes con gritos de ánimo, pancartas y una improvisada cacerolada. Sobre las siete de la tarde, varios cientos de personas, en su mayoría jóvenes, se concentraron en la Plaza del Castillo para apoyar a los okupas. La concentración había sido comunicada legalmente a la Delegación del Gobierno, pero tras su término los manifestantes se desperdigaron por las calles adyacentes, en las que cruzaron contenedores y vallas. Efectivos del Cuerpo Nacional de Policía realizaron varias cargas. En el transcurso de una de ellas un viandante resultó herido en la cabeza de una pedrada y tuvo que ser trasladado a un hospital en ambulancia.

Durante los incidentes que se sucedieron todo el día, y continuaban con algunos saltos al cierre de esta edición, fueron arrestadas cuatro jóvenes, uno de ellos menor.

Críticas en la corporación

La decisión de derribar el gaztetxe levantó las críticas de la mayoría de los ediles nacionalistas y de izquierdas de la corporación. Los concejales Iñaki Cabasés y Javier Ayesa (de EA), Javier Eskubi (Aralar) e Idoia Saralegui (IU) deploraron el desalojo, destacaron que aún no se ha desarrollado el proyecto para el solar y negaron que el Ayuntamiento haya debatido nunca sobre el valor patrimonial del viejo frontón ni sobre su derribo. Ningún responsable del PSN se pronunció sobre la decisión.

Unos 25 jóvenes ocuparon el fin de semana un edificio abandonado del barrio de Iturrama en el que pretenden consolidar un nuevo gaztetxe.

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