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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un modelo agotado

La inversión extranjera cayó un 40% en 2003 en España, y con particular ahínco la procedente de Estados Unidos. No parece un dato coyuntural. Las entradas de capital llevan precipitándose a la baja desde hace tres años consecutivos y, pese a que el problema no afecta sólo a España, la caída de la inversión extranjera que sufre la Unión Europea, tanto a 15 como a 25, es casi tres veces inferior a la que se ha registrado aquí. La cuestión es que, cada vez más, rivalizamos con otros países que, más allá de atraer inversiones por sus costes más baratos, han diseñado una política específica para captar capital extranjero.

En los últimos años, la inversión extranjera tiene cada vez más peso en el crecimiento económico. Sus flujos internacionales se han multiplicado en las dos últimas décadas y han pasado de representar el 5% del PIB mundial en 1980 al 20% en 2000. Los países emergentes son los más beneficiados de este incremento. China capta más del doble de inversión exterior que España. Y México, Hong Kong y Brasil reciben un flujo mayor de capitales que nuestro país. En la Europa del Este, en los últimos cinco años, Polonia ha duplicado su captación de capital foráneo, y la República Checa lo ha triplicado. El viejo modelo español, basado en buena medida en las ventajas salariales, se ha agotado.

El Gobierno socialista habla de cambiar el modelo de competitividad y de apostar por la industria de alto valor añadido. Sin embargo, se echa en falta la traslación de esta voluntad política a una planificación concreta. Las empresas, por su parte, protagonizan un doble discurso muy volcado en la importancia de la I+D y de la innovación, cuando, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, el sector privado ha estancado su peso en el total de la I+D en un 50% durante los últimos 25 años.

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El escenario ha cambiado: nuestros competidores están invirtiendo mucho dinero y esfuerzos en captar capitales, empresas y proyectos con objetivos muy estudiados y precisos. La inversión extranjera ya no viene, hay que ir a por ella. Otros países nos han tomado la delantera. Una parte del futuro empleo lo crearán las empresas extranjeras que decidan invertir aquí. En Estados Unidos, 3,6 millones de trabajadores son empleados de firmas europeas. Estamos hablando de esto.

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