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El Ayuntamiento pretende clausurar una terraza de moda en el parque Atenas

El local acoge a centenares de clientes que invaden las zonas verdes y las praderas

El Ayuntamiento de Madrid ha lanzado una ofensiva contra una terraza nocturna de moda que atrae a centenares de madrileños y que está acabando con la flora del parque Atenas. Este local de ocio, llamado igual que el parque en el que se ubica, sólo tiene licencia de quiosco, lo que impide a los dueños abrir hasta las cuatro de la madrugada, como hacen habitualmente. Los clientes suelen tumbarse en las praderas, lo que ha supuesto que parte del césped esté deteriorado. Además, la música supera los índices fijados por las ordenanzas municipales.

La terraza se encuentra dentro del parque Atenas, junto a la cuesta de la Vega, la calle de Segovia y la avenida de Portugal. Se trata de una moderna construcción a modo de nave espacial que se encuentra rodeada por una treintena de mesas con sus correspondientes sillas, pese a carecer de licencia para su instalación en la vía pública, según informaron fuentes municipales. En cada uno de los accesos del parque está situado un vigilante del local, que siempre van vestidos con chaqueta negra y llevan conectado un auricular en la oreja, con el que se comunican entre ellos.

El visitante, según llega, es recibido por dos antorchas en cada uno de los accesos. Después, se topa con la moderna construcción, en la que destacan dos televisiones de plasma donde se pueden ver vídeos musicales. Los clientes que no están en las mesas, se encuentran dispersos por el césped mientras consumen sus bebidas. La música, sobre todo de estilo lounge y house, se oye desde lejos. Y eso hasta las cuatro de la madrugada. Una treintena de empleados se encargan de servir las copas y recoger las consumiciones. El precio de las consumiciones oscila entre los 2,5 euros de un refresco y los ocho de una copa.

Numerosas irregularidades

El Ayuntamiento ha decidido lanzar una ofensiva contra este local, que acumula, según fuentes municipales, infinidad de irregularidades. Entre ellas destaca la venta de tabaco con máquina sin tener la preceptiva autorización; permitir el consumo de alcohol fuera del perímetro del quiosco y su terraza; tener cubos de basura en el exterior del local junto a la barra donde se sirve a los clientes; no recoger los vasos de cristal en las praderas aledañas; tener equipo de música y dos televisiones, o utilizar la vía pública (parte del parque) para almacenar bebidas y no presentar la licencia de actividad -de la que carece-

, entre otras irregularidades. También está que los camareros expedan bebidas en los jardines, según las diferentes actas municipales.

Agentes de la Policía Municipal han acudido a la terraza en varias ocasiones y han denunciado a la empresa que lo gestiona, Terraza Atenas, SL, por estas irregularidades. Una de las últimas ocurrió el pasado jueves, cuando policías de la Unidad de Medio Ambiente midieron sin aviso previo los niveles de ruido que generaba la música de la terraza. Los agentes comprobaron que superaba los límites permitidos. De nuevo, fue levantada un acta de sanción contra los propietarios.

El 31 de julio, los agentes municipales hicieron otra medición y ésta arrojó cerca de 85 decibelios. Los agentes reseñaron que no se pudo medir el nivel del fondo por la masiva afluencia de clientes que estaban concentrados junto al quiosco.

Pero el Ayuntamiento no quiere quedarse en ese punto y apunta a que el cierre de este local de moda de la capital es la única medida posible para respetar el parque, que hasta ahora era uno de los mejor cuidados. Además, el entorno hace que sea visitado por cientos de personas que acuden desde la catedral de la Almudena hasta los jardines de Campo del Moro, junto al Palacio Real.

De ahí que el Consistorio también haya implicado a la Comunidad de Madrid: ha remitido las actuaciones efectuadas hasta ahora, para que el Gobierno regional actúe en los casos de venta y consumo de alcohol en la vía pública (botellón). La Junta Municipal de Centro también está informada de las actuaciones, ya que será en última instancia la que deberá decretar la clausura del local por estar en este distrito. La licencia fue concedida a los dueños de esta terraza en 2000 y sólo les permite las actividades propias de un quiosco.

Los dueños de la terraza Atenas rechazaron hacer declaraciones a este periódico.

Un cantón, de aparcamiento

Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los clientes que acuden a la terraza del parque de Atenas es el de encontrar aparcamiento. Cuando el local se encuentra en su máximo apogeo (sobre todo a partir de la una de la madrugada), las calles limítrofes no son capaces de absorber todos los vehículos. Varios aparcacoches espontáneos, conocidos como gorrillas, se afanan en distribuir los vehículos en los pocos huecos que quedan.

Algunos conductores han optado por abrirse hueco, pese a que para ello han irrumpido en un espacio municipal como es el cantón que la Concejalía de Limpiezas tiene justo en la acera situada enfrente del local, debajo de la cuesta de la Vega.

La zona estaba protegida por una cadena y un candado que impedía el acceso de vehículos particulares, pero algún desconocido decidió que aquel espacio reservado debía de ser de uso público: rompió el cierre y todas las noches pueden entrar en el mismo una veintena de vehículos.

De hecho, dos aparcacoches esporádicos, perfectamente identificados con chalecos reflectantes, se encargan de vigilar el tránsito de vehículos. Eso sí, no ponen ninguna objeción a la entrada de coches. Muchos de éstos son coches de lujo de conocidas marcas.

La noche del pasado jueves, los agentes de la Unidad de Medio Ambiente que acudieron a medir los niveles de sonoridad de la terraza también acudieron a ese cantón. Algunos clientes se percataron de la presencia policial y salieron raudos para quitar el vehículo. Otros, ajenos a lo que ocurría, no se dieron cuenta de que el agente municipal estaba apuntando las matrículas de los coches que estaban estacionados.

Los agentes colocaron la cadena de nuevo, pero, en cuanto se marcharon, otros conductores accedieron al interior del cantón. Los que ya no aparecieron fueron los gorrillas que estaban a la puerta.

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