El Ejecutivo ofrecerá La Moncloa como lugar de reunión

El Gobierno tiene su propia opinión de qué debe ser la Conferencia de Presidentes aunque no la piensa imponer, sino que ese nuevo órgano será lo que todos, es decir, los gobiernos autónomos y el central, decidan de común acuerdo. Pero cuando llegue el momento, en la reunión de septiembre con el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, y, después, en la de noviembre con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dirá su opinión.

Por ejemplo, ¿dónde se reunirán físicamente? Para muchos gobiernos autónomos se da por seguro que el Senado es su lugar natural. Pero en el Ejecutivo central se piensa ofrecer el propio palacio de La Moncloa como lugar de reunión fijo, para siempre, gobierne quien gobierne. "Pero debe evitarse un protagonismo excesivo del Estado, tal y como ocurre en las conferencias sectoriales", se lee en el documento interno que maneja el Ministerio de Administraciones Públicas.

En este texto se considera que la Conferencia de Presidentes debe tener naturaleza vertical y horizontal; es decir, de presidentes entre sí y de estos con el presidente del Gobierno central. Por tanto, un órgano que propicie "la cooperación entre las comunidades autónomas y un foro de encuentro con los órganos del Estado".

Los asuntos a debatir versarán sobre cooperación horizontal, únicamente a impulso de las comunidades autónomas y sobre su participación en temas de Estado. Éstos podrían ser:

a) Temas de relevancia constitucional o que afectan al modelo de distribución territorial del poder (reformas de los estatutos, reforma del Senado, conflictividad territorial y asuntos europeos).

b) Asuntos transversales que afecten a las comunidades en sus competencias, como proyectos normativos referentes a inmigración.

c) Materias que requieran el acuerdo entre el Gobierno estatal y los autónomos, como reformas administrativas o política exterior con proyección autonómica.

Vocación de permanencia

En este texto interno se opina que la conferencia debe constituirse como un órgano estable "con vocación de permanencia", aunque en un primer momento puede ser conveniente no institucionalizarlo y observar su funcionamiento, hasta que alcance "cierta legitimidad política y social".

En principio, la conferencia se constituiría con los presidentes autonómicos y el presidente del Gobierno central para debates de política general con intereses para todos. Ahora bien, "deben evitarse, aspectos de política nacional cuyo curso natural debe darse en el Parlamento y con un enfoque puramente partidista", dicen las recomendaciones del Ejecutivo central.