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Más de 20.000 alemanes protestan contra la reforma laboral

Las protestas en contra del nuevo régimen de desempleo que entrará en vigor el 1 de enero de 2005 continuaron ayer en Alemania. Lejos de convertirse en un verdadero movimiento de masas, las manifestaciones son sin embargo, suficientes para mantener la presión sobre el Gobierno del canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder. En una treintena de ciudades, sobre todo al este del país, más de 20.000 personas participaron en las manifestaciones, convocadas siempre en lunes para continuar la tradición de aquellas otras que, en 1989, precipitaron la caída del régimen socialista en la República Democrática Alemana (RDA).

Portavoces del Gobierno lamentaron un "alto grado de histeria" con respecto a las consecuencias de la reforma, que fusionará los subsidios por desempleo con la llamada asistencia social. Los cambios -que ahora se pretenden explicar mejor en una urgente campaña de información- afectarán a tres millones de personas, casi la mitad de ellos en Alemania del Este, donde el paro en algunas regiones alcanza el 25%.

Como primer resultado de las protestas, la oposición democristiana (CDU/CSU) y liberal (FDP) está comenzando a desmarcarse de un proyecto que tan sólo pudo ser aprobado gracias a su beneplácito en la Cámara alta del Parlamento. Con el argumento de que el problema radica en la "chapucería gubernamental" a la hora de poner en marcha la reforma, líderes regionales de la CDU en Renania del Norte-Westfalia y Sajonia -donde pronto habrá elecciones- pidieron ayer la revisión de este intento de dinamizar el mercado laboral. Ello fue calificado de "total pérdida del sentido de la responsabilidad" y de cobardía y populismo" por Franz Müntefering, presidente del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD).

Polémica con Lafontaine

Entretanto, sigue la polémica con el ex presidente de los socialdemócratas y antiguo ministro de Finanzas, Oskar Lafontaine, que este fin de semana pidió la cabeza de Schröder y anunció que está dispuesto a formar parte de un nuevo partido de izquierda si el Gobierno no echa atrás las reformas. La agresividad de Lafontaine está preocupando seriamente al SPD, algunos de cuyos líderes pidieron ayer su expulsión del partido. Más cauto se mostró Müntefering: "Lafontaine es más manejable para nosotros si continúa dentro del SPD", analizó. Jürgen Falter, conocido analista político, pronosticó que un nuevo partido liderado por Lafontaine tendría un potencial de votos de entre el 15 o el 20%.

Entre las bases del SPD existen también otras iniciativas que exigen la dimisión del canciller. Una de ellas hizo circular la semana pasada un correo electrónico titulado "Schröder se tiene que marchar, lo quiera o no". En conferencia de prensa, sus autores rechazaron ayer una eventual escisión del partido. "Tenemos confianza en el SPD y su larga tradición", dijeron.

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