El relevo de los negociadores de la OMC complicará el acuerdo agrícola
El milagro de Ginebra -147 países sellaron el nacimiento de un acuerdo comercial- es el primer paso en firme de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en sus escasos nueve años de vida. Sin embargo, y como señalan varios analistas, el documento firmado puede limitarse a un espejismo que no desemboque en medidas tangibles. Y, además, los protagonistas de las últimas negociaciones se preparan para abandonar el escenario de la OMC, lo que podría complicar aún más el guión de Ginebra.
Por una parte, se baraja la posibilidad de que Robert Zoellick, el principal negociador de Washington, deje su puesto después de las elecciones en Estados Unidos en noviembre, incluso si gana el actual presidente, George Bush. Y Pascal Lamy, el comisario europeo de la UE, va a abandonar su cargo, con el relevo del Ejecutivo comunitario. El deseo de ambos de dejar sus puestos con un broche de oro fue un impulso durante las últimas negociaciones.
"En Ginebra los negociadores sabían que era ahora o nunca y que estaba en juego el futuro de la OMC", comenta al respecto y desde Washington William Cline, del Instituto de Economía Internacional
. "Este año hay elecciones en EE UU y cambios en la Comisión Europea. Conseguir un acuerdo en ese paisaje político era casi imposible" asegura Philipp Legrain, antiguo consejero de Mike Moore, ex director general de la OMC.
Supachai Panitchpakdi, actual director general de la OMC, también tendrá que ser sustituido en 2005, cuando termine su mandato. Sus reemplazos serán los responsables de asegurarse que los objetivos marcados en Ginebra lleguen a buen fin cuando se celebre la cumbre ministerial en Hong Kong prevista para diciembre de ese año.
Voluntad política
Además de los protagonistas, la disposición política de las grandes potencias para alcanzar un acuerdo, una de las claves del éxito de Ginebra, tendrá que sostenerse hasta que se cierre un texto que incorpore medidas exactas para el recorte de subsidios. La disposición de las grandes potencias, léase Estados Unidos y la Unión Europea, a recortar sus ayudas a la agricultura -el tema más delicado que se trata en la OMC- será la llave que abrirá o cerrará el camino a una mayor apertura comercial. "La voluntad política de Bruselas y Washington en los próximos años para recortar los subsidios será decisiva", explica Legrain.
Alexandra Strickner, del ginebrés Instituto de Agricultura y Políticas Comerciales, asegura que el texto firmado en Suiza sigue siendo muy ambiguo y que falta precisar las cifras y los detalles sobre cómo la OMC recortará las ayudas a la agricultura. "No hay ninguna seguridad de que las negociaciones no vuelvan a quedar empantanadas" avisa. "El acuerdo sólo dibuja una ruta a seguir en las próximas negociaciones". La presión para acabar con los subsidios, no obstante, se empieza a ceñir con las grandes potencias. La OMC dictaminó la semana pasada en contra de los subsidios al azúcar de Bruselas.
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