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Reportaje:

Debate abierto sobre la seguridad

Vecinos y comerciantes de la Parte Vieja donostiarra dicen que la situación ha mejorado ante la mayor presencia policial

El goteo de robos, amenazas y agresiones registrados desde hace un tiempo en la Parte Vieja de San Sebastián, y que tuvo sus episodios más graves el mes pasado con la violación de una joven y el apuñalamiento de un chico, ha puesto sobre la mesa el debate de la seguridad en el casco histórico. Los vecinos, comerciantes y hosteleros hablan de "inseguridad" con todas las letras, aunque reconocen que la situación ha mejorado en las últimas semanas gracias al incremento de la presencia de la Policía Municipal. El Gobierno de la ciudad, con su alcalde a la cabeza, Odón Elorza, admite que hay "un grupo concreto" de presuntos delincuentes que actúa en la zona y que está "básicamente controlado". Pero insta a actuar con "responsabilidad" y "prudencia", a analizar los hechos "en sus justos términos", sin lanzar mensajes "alarmistas" que sobredimensionen el problema real y puedan llegar a provocar "focos de racismo".

Y es que la más o menos falta de seguridad en la Parte Vieja -un barrio en el que residen unas 9.000 personas, pero en el que se cuece buena parte de la actividad comercial y de ocio de la ciudad- forma parte de un conglomerado de asuntos: el desasosiego que sienten los vecinos y trabajadores de la zona, el número de efectivos de la Guardia Municipal y de la Ertzaintza que vigilan el casco histórico, las decisiones de fiscales y jueces, las leyes de extranjería y los programas sociales relacionados con la inmigración.Tanto los vecinos, hosteleros y comerciantes como los responsables políticos y los distintos cuerpos policiales, atribuyen la mayoría de los delitos cometidos en la Parte Vieja a un grupo muy determinado de ciudadanos extranjeros de origen magrebí organizados en pequeñas bandas.

"Nosotros no hemos tenido problemas, pero sé de otros comerciantes que sí", señala la dependienta de una tienda, quien sí ha visto en más de una ocasión cómo "trapichean con drogas" o "se pelean entre ellos". La responsable de un establecimiento próximo, sin embargo, relata que ha tenido "varios incidentes": un día tuvo que pedir ayuda "al señor del comercio de enfrente, que es enorme", para evitar que un joven le robara prendas de ropa. En otra ocasión tuvo que enfrentarse a un hombre que quería pagar con "una Visa robada". "Además, te controlan, pasan a diario y a ciertas horas por delante de la tienda, miran...", asegura. "En cuanto entra alguien con aspecto de marroquí o argelino, lo sigues con la mirada. Al final pueden pagar justos por pecadores, sobre todo ahora en verano, que vienen tantos turistas, pero es que a veces no lo puedes evitar", apunta.

Los representantes de los comerciantes y hosteleros recalcan que no son "racistas". "Hablamos de un grupo muy concreto de personas que no se quiere integrar y que es muy agresivo", subrayan. Y cuentan que hay vecinas de la Parte Vieja que han dejado de subir solas al cercano monte Urgull o padres que salen a buscar a sus hijas por la noche para evitar que les suelten frases malsonantes como "te vamos a follar". "No se nos puede acusar de xenófobos", insisten. Sobre todo en el sector hostelero, "cada vez hay más inmigrantes trabajando y no tenemos problema alguno con ellos. Es más, a veces nos encontramos con trabas jurídicas para contratarles porque no tienen papeles", argumentan.

Pero ciertos comentarios preocupan en organizaciones no gubernamentales como SOS Racismo o Cáritas. "Es preciso ser muy sensible a la diferencia entre el colectivo de inmigrantes, que llegan aquí con una situación muy difícil y con muchas ganas de mejorar e integrarse, y aquellas personas concretas que cogen unas riendas distintas", resalta el secretario general de Cáritas-Guipúzcoa, José Emilio Lafuente.

El caso es que ante las repetidas quejas de los vecinos, comerciantes y hosteleros de la Parte Vieja por el repunte de la delincuencia común (el concejal de Seguridad, Ernesto Gasco, no ha facilitado los datos comparativos requeridos para analizar el problema), el Ayuntamiento reforzó hace casi tres meses, cuando el asunto ya había saltado a los medios informativos, la presencia de la Guardia Municipal. Poco después creó un Observatorio para realizar el seguimiento de la situación, que se ha reunido por última vez esta semana con la asistencia de representantes del Consistorio, los hosteleros, los comerciantes, la Guardia Municipal, Extranjería y Cáritas.

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No tomaron decisiones concretas, pero ratificaron la necesidad de trabajar de forma conjunta. Esta tarde arranca la Semana Grande, que congrega a miles de personas en las calles de la Parte Vieja. "Estaremos más vigilantes", ha dicho Elorza, aunque no reforzará el dispositivo policial en el barrio porque "ya está reforzado". Y ha insistido en que es una cuestión que no compete sólo al Ayuntamiento.

"Medida política"

Erne, el sindicato mayoritario en la Guardia Municipal, confirma que se ha reforzado la vigilancia en la Parte Vieja, por donde hasta hace tres meses patrullaba "como mucho" una pareja. Pero sostiene que es "una medida política", que persigue "quedar bien ante los ciudadanos más que solucionar el problema". La Policía local viene demandando desde hace un tiempo, sin éxito, un estudio que determine qué plantilla es necesaria para hacer frente a las nuevas necesidades de seguridad en toda la ciudad, según explican fuentes de la central, que dicen que el número de agentes es insuficiente y que una buena parte de ellos es personal interino al que no se forma debidamente.

Ahora ha aumentado el número de agentes, pero "a costa de quitarlos de otras zonas", aseguran. Comentan que si hubiera habido antes más presencia policial es "muy probable" que no se hubiera llegado a la situación actual. Y se preguntan hasta cuándo se mantendrá el refuerzo. "¿Seguirá en labores preventivas si mejora la situación? ¿Durará hasta que se callen los ciudadanos?". Esta inquietud es compartida por algunos vecinos y trabajadores. "Si no se corta a tiempo el problema, va a terminar mal", dice una comerciante.

La Ertzaintza, que durante años no pateó las calles de la Parte Vieja para evitar posibles emboscadas de la kale borroka, está presente también en la zona. ¿Es suficiente su colaboración? "La colaboración con ellos es la que en su día se acordó y no tenemos más que decir", responde Odón Elorza, quien sí recalca que la seguridad es competencia de ambos cuerpos policiales.

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