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Reportaje:

La 'generación mediática'

La jefatura del Gobierno y de la oposición en Portugal quedan en manos de dos antiguas estrellas de la televisión

Julio fue un mes loco para Portugal: el primer ministro José Manuel Durão Barroso dimitió para convertirse en presidente de la Comisión Europea; un nuevo Gobierno, no elegido en las urnas, fue nombrado por el presidente Jorge Sampaio; y el líder del Partido Socialista (PS), en la oposición, abandonó el cargo por considerar una derrota personal la decisión presidencial.

Ahora, el conservador Pedro Santana Lopes, asiduo de las televisiones y la prensa rosa, es el nuevo jefe del Ejecutivo. Y, en la oposición, José Sócrates, también estrella de debates televisivos y otro aficionado a la política espectáculo, deberá ser elegido nuevo secretario general socialista en octubre. Más que un cambio generacional -ambos tienen menos de 50 años- Sócrates y Santana representan un cambio de estilo. "Es la victoria del poder berlusconiano en Portugal", según el diputado socialista Medeiros Ferreira.

Más que un cambio generacional, Sócrates y Santana representan un cambio de estilo

Durante cerca de dos años, Santana y Sócrates protagonizaron un programa de análisis político en la televisión portuguesa. Ninguno de los dos fue elogiado por la profundidad de sus comentarios. Era, además, una pareja tan acorde que jamás el debate subió de tono. Tal vez porque "Santana y Sócrates estaban interesados en su recíproca promoción", como escribió el ex presidente Mário Soares en la revista Visão. Los dos han ya manifestado su satisfacción por la prevista reedición del dúo, ahora fuera del estudio.

José Sócrates, de 46 años, es un hombre del aparato socialista. Forma parte del partido desde 1981 y siempre ha estado al lado del ex primer ministro António Guterres. Fue diputado, secretario de Estado y ministro de Medio Ambiente. En el Parlamento destacó por tratar temas pocos frecuentes: fue la primera persona en hablar del sida en la cámara. En el Gobierno, apostó por la defensa del consumidor, puso en marcha la despenalización del consumo de drogas e inició programas innovadores de lucha contra la drogadicción. Como ministro, se quedó con la fama de no temer a los poderes establecidos.

Un currículo que, según algunos analistas, prueba que tiene "más sustancia" que el populista Santana, aunque el estilo pueda ser parecido. Para otros, su carrera demuestra que siempre ha abrazado causas simpáticas, apoyadas en el marketing, que le sirvieron para ascender en el aparato.

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La verdad es que Sócrates ganó popularidad y se perfiló como sucesor del líder socialista dimitido Eduardo Ferro Rodrigues, en los debates de la televisión. Es decir, al igual que Santana es esencialmente un producto mediático, aunque el primer ministro fue mucho más allá de los debates políticos: Santana participó en concursos y fue comentarista de fútbol.

Sócrates y Santana adoran las cámaras. Y éstas se rinden a los dos. Santana dio algunas entrevistas, antes de ser nombrado primer ministro, donde habló sobre su Gobierno. Y Sócrates fue invitado de un programa de la cadena pública RTP, antes de ser elegido secretario general del PS, como nuevo líder de la oposición. Ninguno de los otros candidatos al cargo -el poeta Manuel Alegre y João Soares, hijo del ex presidente Soares- han sido invitados por las televisiones para hablar sobre sus proyectos.

Son las figuras históricas del PS quienes más critican este ascenso del delfín de Guterres, porque consideran que corrompe la esencia del partido y superpone la forma al contenido. O, al menos, los iguala. Pero también analistas y editoriales de la prensa le reprochan la misma crítica y lamentan la llegada al poder de dos símbolos de la "generación mediática".

La llegada al poder de "dos hombres que tenían unos 18 años en la revolución

[de los Claveles, que acabó con la dictadura] formaliza el primer cambio de generación después de Abril. Esa transición empezó con Durão Barroso, pero su aparente discreción y el mimetismo de un estilo tradicional en su postura de Estado disfrazaban el hecho de que era el primer ministro de la generación formada en el culto del individualismo y de la cultura de masas propia de una sociedad que se democratizó, un fenómeno que en Portugal fue acompañado por la mediatización", escribió recientemente la redactora de política de Público, São José Almeida. "Pero la proximidad generacional de Santana y Sócrates no significa que sean iguales o tan siquiera parecidos. (...) También en la nueva generación hay de lo mejor y de lo peor", añade.

El primer ministro portugués, Pedro Santana Lopes, el pasado martes.
El primer ministro portugués, Pedro Santana Lopes, el pasado martes.EFE

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