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Argelia hace oídos sordos a los gestos de Rabat y deja cerrada la frontera

Argelia no ha correspondido al gesto que el rey Mohamed VI hizo, hace una semana, consistente en suprimir el requisito del visado para los argelinos que viajen a Marruecos, y portavoces anónimos citados por la agencia oficial de prensa (APS) lo han incluso despreciado. El soberano levantó, el día de la Fiesta del Trono, el visado que Rabat había impuesto 10 años antes, tras el atentado de Marraquech que costó la vida a dos españoles. Argel reaccionó sometiendo a los marroquíes a la misma medida y cerrando la frontera terrestre.

El ministro argelino de Asuntos Exteriores, Abdelaziz Beljadem, contestó dando largas a las preguntas sobre cuándo su país hará también un gesto. "La cuestión de las fronteras está siendo examinada en el marco de dos comisiones que trabajan tanto en Argel como en Rabat", respondió.

La agencia APS recordó, por su parte, que la imposición del visado fue una decisión "unilateral" de Rabat que "de nuevo, unilateralmente y sin consultas previas", ha decidido suprimir. La iniciativa marroquí está dirigida, añadió, "a los medios de comunicación (...) y a los observadores extranjeros del escenario político marroquí". Es decir, ha sido tomada para seducir a Estados Unidos, Francia y España.

El cierre de la frontera perjudica más a Marruecos que a Argelia. Hasta 1994, dos millones de argelinos la cruzaban anualmente para abastecerse de todo tipo de productos de los que carecen o que escasean en su país. A Melilla llegaban también muchos argelinos sedientos de consumo.

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