Italia amplía las medidas de seguridad en los aeropuertos
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
El Gobierno italiano incrementó ayer la vigilancia en los aeropuertos, especialmente en el de Fiumicino, en Roma, por temor a acciones terroristas. Los ministros de Defensa, Antonio Martino, y de Interior, Giuseppe Pisanu, indicaron que las amenazas contra Italia emitidas por las Brigadas Abú Hafs al Masri en pasado julio eran consideradas "muy serias" y podrían aconsejar un reforzamiento del despliegue policial en todo el país.
Actualmente, el nivel de alerta es el llamado "Bravo", que indica un riesgo significativo. Pisanu estudiaba la posibilidad de pasar al nivel "Charlie", o riesgo elevado. Las Brigadas Abú Hafs, que según los servicios antiterroristas italianos están vinculadas a Al Qaeda, emitieron un comunicado en el que prometían "ríos de sangre" en Italia si el Gobierno de Berlusconi no retiraba sus tropas de Irak antes del próximo 15 de agosto. Pisanu recibió poco después un informe de la CIA estadounidense, que subrayaba la autenticidad de la amenaza y recomendaba medidas preventivas, según informó ayer el diario La Repubblica. "Nos tomamos muy en serio estas amenazas", declaró el ministro de Defensa, Antonio Martino.
El reforzamiento de la seguridad en los aeropuertos afectó especialmente a las terminales internacionales. En Fiumicino, el aeropuerto con más tráfico, se empezó a registrar individualmente a todos los pasajeros en vuelos de compañías estadounidenses, británicas y de la israelí El Al. Policías disfrazados de turistas fueron distribuidos por el aeropuerto y se estableció un sistema de doble control de los equipajes de mano antes del embarque. También fue aprobado un plan de prevención y de emergencia terrorista en el puerto de Nápoles.
Fuentes del Ministerio del Interior indicaron, sin embargo, que los despliegues de policía y seguridad tenían un efecto disuasivo "limitado", y que la forma más eficaz de prevenir atentados consistía en "acumular información y detectar los planes de los terroristas".
