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Ingresan en el refugio de Ceuta 80 asiáticos por un brote de sarna

La Delegación del Gobierno paga pensiones para hacer sitio en el CETI

Un grupo de 80 inmigrantes, 65 bangladesíes y 15 indios, ingresaron ayer en un módulo del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Ceuta para controlar el brote de sarna que se ha declarado entre el colectivo. Para hacerles sitio en el saturado refugio de Ceuta, la Delegación del Gobierno decidió, como medida excepcional, enviar a pensiones a otros tantos inmigrantes pendientes de ser enviados a la Península en los próximos días. Las autoridades tomaron esta resolución después de que los religiosos que atienden a estas personas los llevasen a asearse en plena tarde a las duchas de una playa.

Los bangladesíes pasaban las noches en una almacén abandonado en pésimas condiciones higiénicas. El barracón fue desalojado por la Policía Nacional a las ocho de la mañana de ayer y todos sus ocupantes, así como otros 15 indios, también con sarna y que dormían en el monte, fueron llevados al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), donde se les ha alojado en un módulo para evitar más contagios. Pero como las 450 plazas de este refugio estaban ocupadas (lo que lleva a cientos de inmigrantes a dormir en las calles o en las escolleras del puerto) la Delegación del Gobierno tuvo que optar por pagar pensiones a 80 de sus residentes para poder dar cobijo a los enfermos.

Los religiosos que han atendido a los asiáticos durante el último mes sospechan que prácticamente todos están infectados, aunque sólo unos pocos presentan erupciones cutáneas, porque la sarna es muy contagiosa, sobre todo en las pésimas condiciones higiénicas (compartían mantas y colchones entre orines) en las que han estado en las últimas semanas.

Eduardo Sáinz, jesuita que ha permanecido con los inmigrantes durante este tiempo, lamentó ayer que las autoridades hayan esperado varias semanas para tomar cartas en el asunto.

Ducha en la playa

De hecho, la Delegación del Gobierno y el Ejecutivo de la ciudad autónoma, con algunas competencias en salud pública, sólo lo han hecho después de que los religiosos acudieran el miércoles sobre las siete de la tarde con decenas de inmigrantes a las duchas de la playa de Benítez y se aplicaran el tratamiento contra la sarna ante cientos de bañistas.

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Apenas dos horas después de esa escena, ambas instituciones acordaban el realojo de los asiáticos. "No es que se hayan duchado una vez en la playa, sino que llevan semanas haciéndolo [a primera hora de la mañana, con la playa casi desierta] y nos consta que las autoridades lo sabían porque se lo habíamos comunicado tanto por escrito como verbalmente", explica Sáinz.

"Los llevamos al médico y nos aconseja que se cambien a diario de ropa, que muden las sábanas de la cama y que mantengan una higiene personal exquisita cuando lo que llevan puesto es lo único que tienen y han de dormir entre meadas", subrayaba antes del realojo otro de los religiosos que atendían a los inmigrantes.

Los jesuitas incluso habían pedido "en repetidas ocasiones" a la Consejería de Medio Ambiente que desinfectara tanto las duchas públicas como el almacén para evitar nuevos contagios. "Hasta ahora no nos habían hecho caso", critica Sáinz. La Consejería de Sanidad ya ha comenzado la desinfección y desinsectación del almacén, en la barriada del Sardinero, muy cercana al puerto de la ciudad.

El inmundo barracón se tapiará de nuevo para evitar que vuelva a ser utilizado. Los inmigrantes habían realizado un boquete por el que apenas cabía una persona para acceder al interior del antiguo almacén. También se han desinfectado las duchas de la playa de Benítez. para garantizar a los alarmados bañistas que no existe riesgo de contagio.

Mientras, los 80 asiáticos pasarán una revisión médica diaria y dos facultativos se dedicarán en exclusiva a la atención sanitaria del colectivo.

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