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Reportaje:

Duende y arte en palacio

El flamenco, el jazz, la 'bossa nova' y la fusión llenan con sus ritmos los Jardines de Sabatini en esta primera quincena de agosto

De las tabernas a los jardines de palacio. Ésa parece la trayectoria que hace el arte jondo -el cante, el toque y el baile- en Madrid a partir de hoy, que arranca el programa Las Noches Flamencas en Sabatini. Y es que los jardines que un día de principios del siglo pasado se levantaran sobre las antiguas caballerizas que diseñó Sabatini para el Palacio Real, van a ser durante la primera quincena de agosto centro de actividad musical de Los Veranos de la Villa, tomando así el relevo al Conde Duque, protagonista absoluto durante todo el pasado mes de julio.

Pero no va a ser sólo el flamenco lo que va a sonar en el escenario que se ha montado con la fachada del ala norte del Palacio de Oriente al fondo, sino también el jazz, la música brasileña y otros sonidos de fusión de culturas. A mediodía de ayer ya hubo un avance a la vera del escenario, al menos con la presencia física de algunas de las enormes figuras que van a transformar estos 15 días el lugar en un reducto de duende, arte, sabiduría y magia.

Francisca Sadornil, más conocida como La Tati, lo dijo claro: "Impresiona bailar en un lugar así". "Lo hemos hecho en teatros y tabernas, en los jardines de Cecilio Rodríguez, o en la Muralla Árabe, pero nunca con este palacio detrás", recordó la veterana bailadora cuando anunció que en su noche (viernes día 6) presentaría el espectáculo Soy La Tati, bailaora de Madrid. "Bailo sola, acompañada de mis músicos, y presentaré cuatro o cinco palos, como alegrías, bulerías o soleás". El tocaor Pepe Habichuela, más parco en palabras, anunció que lo suyo (sábado día 7), consistiría en tocar flamenco clásico, "y algo más moderno, para la gente joven". "Mi hijo Josemi (de los recientemente disueltos Ketama) me acompañará también a la guitarra, haciendo los cantes Pepe Luis Carmona".

Las figuras del flamenco que ayer presentaron el programa que se inicia esta misma noche con el toque de Paco Cortés y los cantes de Chano Lobato y Antonio Pitingo recordaron los tiempos en los que Madrid era la ciudad más importante del mundo para su arte milenario. "Más de 40 salas de fiestas con programación flamenca y una docena de tablaos hacían que en los sesenta y primeros setenta fuera imprescindible venir a Madrid para luego triunfar en el mundo", recordaba Eduardo Serrano, el bailaor conocido como El Güito, cuyas coreografías despedirán la programación flamenca de Sabatini el viernes día 13. "En sitios como Torres Bermejas o Zambra podías ver entonces la misma noche a Camarón, La Tati, a Paco de Lucía o al trío Madrid, donde bailaba yo con Carmen Mora y Mario Maya", decía el veterano bailaor, que anticipaba para su espectáculo números cortos que incluirán farrucas, alegrías, soleás y siguiriyas. El bailaor, no obstante, no quiso ser nostálgico: "Éste es un lugar precioso para el flamenco, y estamos muy contentos de traer aquí nuestro arte, pero creo que Madrid debería tener ahora más lugares para hacer todo el año flamenco".

La guitarra de Enrique de Melchor acompañará mañana, jueves, los cantes de José Menese, y el domingo será el tocaor de moda, El Niño Josele, el que lo haga de los del cantaor Duquende. Un día antes de la despedida de El Güito, la guitarra de Gerardo Núñez abrirá una noche, la del jueves 12, que se cerrará con el toque de Diego Amaya y el cante de Capullo de Jerez.

El piano del joven Pablo Rubén Maldonado, inspirado tanto en "figuras flamencas como Arturo Pavón como en clásicos como Chopin", según reconoció ayer, cerrará el día 15 la tanda denominada Ritmos del Mundo Fusionados, que habrá abierto un día antes las sonoridades brasileñas del guitarrista Leo Minax y las canciones de la madrileña, hija de italianos, Beatriz Binotti, la gran musa de la bossa nova del Foro. Maldonado no estará solo, la guitarra del brasileño David Tavares completará la última noche musical de los jardines de Sabatini.

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Pero entre esas dos veladas de fusión y las flamencas, una figura del jazz nacional, Pedro Iturralde, vivirá sus dos grandes noches (días 10 y 11). Saxofonista y maestro, a Iturralde le cabe el honor de haber introducido el jazz en España, y acaso, el de ser el primero en arrimarlo al flamenco. "No me gustó nunca el término flamenco-jazz, prefiero el de jazz con espíritu andalucista", confesó. "Yo llamé a Paco de Lucía cuando era casi un desconocido para que tocara conmigo, pero en la historia la cosa ha quedado al revés, que fue él el que me llamó", dijo entre bromas. Extenso en palabras, el gran artista repasó ayer minuciosamente su carrera, y recordó, con la añoranza indisimulada que habían esgrimido los flamencos, los tiempos del Whisky Jazz, "del primero, el de Marqués de Villamagna, no el de Diego de León". Desaparecidos ambos clubes pioneros de jazz en Madrid, el género sobrevive ahora en la ciudad gracias a locales como los cafés Calle 54, Central, Populart, Segundo Jazz y Berlín, o salas como Clamores. "Sí, he tocado en casi todos ellos, pero cuando empecé a frecuentarlos me acordaba siempre del primer Whisky Jazz y se me hacía raro tocar en otros lugares de Madrid que no fueran ése".

Así que el duende, el jazz, la bossa nova y la fusión van a pasar esta quincena de agosto en los jardines de Sabatini.

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