Los pequeños incendios arrasan en Galicia tanta superficie como el devastador siniestro de Huelva
Uno de cada dos fuegos se registra en la comunidad del norte pese a los medios de la Xunta
Lo que no se puede criticar en la lucha antiincendios en Galicia es la falta de medios. La Xunta destina al Plan Infoga 36 millones de euros este año, a partes iguales entre prevención y extinción, y dispone de un ejército de 6.000 personas para luchar contra el fuego. Pese a la abundancia de medios, desde 1995 uno de cada dos incendios ocurre en Galicia. En ese 6% del territorio español es donde más hectáreas arrasan las llamas, en porcentajes abrumadores sobre cualquier otra comunidad autónoma. Este año el fuego ha devastado 27.000 hectáreas en Galicia, según la Consellería de Medio Ambiente, un tercio del total nacional y poco menos que el terrible siniestro de Riotinto (Huelva), con 27.800.
La eficacia en la lucha contra la plaga de los incendios fue uno de los pilares de la primera campaña electoral de Manuel Fraga, en 1989, y un logro a esgrimir en las siguientes. Sin embargo, ya en esa primera legislatura, y siempre desde entonces, en Galicia se han producido la mayoría de los incendios de España, casi uno de cada dos (dos de cada tres en 1995 y 1996). Los principales incendios que seguían activos en Ourense quedaron controlados ayer por la tarde, según informó el consejero de Medio Ambiente, Xosé Manuel Barreiro. La lluvia ayudó a extinguir varios fuegos.
"Tenemos muchos incendios", reconoce Barreiro "pero la superficie afectada no es tanta como en otras partes, porque el 90 % de los fuegos se logra extinguir en menos de 24 horas", al tiempo que resalta que el Ministerio de Medio Ambiente contabiliza como incendio forestal el que supera una hectárea, mientras que la Xunta cuenta a partir de media hectárea, si es arbolada.
Las estadísticas del ministerio prueban, sin embargo, que aunque sea a base de acumular medias hectáreas, desde 1995 es en Galicia donde ha ardido más superficie forestal, en porcentajes abrumadores sobre cualquier otra comunidad. Sólo en el trienio 1999-2001 Castilla y León (la autonomía más extensa, casi el 19% del territorio) rebasó la superficie quemada en Galicia. Incluso en 2000, y en 2002, la cuarta parte de la superficie forestal incendiada en España era territorio gallego.
"Estamos peor que en 1989"
"Desde 1989 han gastado 100.000 millones de pesetas y estamos peor, y además no hemos aprendido nada, porque no se investigan las causas. El Plan Infoga se elabora todos los años, sin discutirlo con nadie, y desde hace tres años no hay reuniones de coordinación con los agentes forestales para ver qué hay que hacer", señala Xosé Santos, responsable del sector de CC OO.
"La Xunta sólo tiene 38 brigadas profesionales propias y subvenciona otras 311 de los ayuntamientos, que contratan a personas con problemas económicos, o sobre todo con mucha afinidad política, pero pocos conocimientos específicos; y al mando del alcalde. En un incendio pueden coincidir 40 brigadas de distintos cuerpos con cuatro mandos distintos", afirma Manuel Canitrot, del sindicato nacionalista CIG. "Apuestan cada vez más por las dotaciones aéreas subcontratadas a empresas privadas, cuando todo el mundo sabe que desde el aire se aplacan los incendios, pero se apagan desde tierra", asegura otro agente forestal.
Las sindicales no son las únicas voces disconformes. "Hay medios de sobra, lo que no hay es organización que los mueva a tiempo y en forma. Un conato de fuego puede convertirse en nada o en todo dependiendo de quien esté de guardia. No hay un cuerpo profesional fijo y las cuadrillas municipales son un desastre", afirma rotundo Alfonso Braña, directivo de la Asociación de Empresas de Servicios Forestales, que ha ido a aportar maquinaria a los equipos que dirige Santos.
Las críticas también se dirigen a la investigación, teóricamente ámbito de la policía autonómica. "El año pasado estaba subcontratada a una empresa, Naturtecnia, un caso único de que la investigación de un delito se deja en manos privadas, que no tienen atribuciones legales", afirma Santos. "Este año, no se sabe".
Y tampoco las cifras escapan a la polémica. "Hace dos semanas, en un incendio en Sobradelo de Valdeorras, la Xunta informó que se habían quemado 300 hectáreas. La planimetría posterior estableció que, como poco, eran 900. Mueven los datos como quieren a pesar de que tienen tecnología para saber en tiempo real qué está ardiendo y cuánto, y que una directiva europea obliga a dar los datos", asegura Canitrot. "La superficie quemada en un monte de Xinzo de Limia que se difundió fue de 165 hectáreas, y según el GPS del helicóptero, eran 301. Después leí en un periódico que habían sido 80", dice un ingeniero de montes. El pasado domingo, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, solicitaba a las comunidades autónomas "más transparencia" al dar esos datos.
Sobre lo que hay consenso es acerca de la intencionalidad de los incendios. Un informe del ministerio estima que menos del 4% obedece a causas naturales, el 62% es intencionado, el 17% es fruto de negligencias y otro 17% es de origen desconocido pero perfectamente asimilable en todo a las circunstancias del 62% mayoritario. Estos días, el que no tiene la menor duda es Luis Milia, alcalde de Carballeda de Avia (Ourense). Anteayer mostró a quien quiso verlo, antes de entregarlo a la Guardia Civil, un bote de aceitunas dotado de una mecha rudimentaria que un vecino halló entre las cenizas de un monte.
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