Literatura de riesgo
Jesús Camarero (Gipuzkoa, 1958) es profesor de literatura francesa y ha prestado atención a la creación de movimientos de vanguardia. Entre tanta literatura que en este País se acerca a la comedia, Camarero ha optado por realizar un ensayo de cosas nuevas, una literatura de riesgo.
En su libro de narrativa El monte del Dragón, recientemente publicado recorre caminos nada fáciles. En el texto se van mezclando dos niveles en distinta tipografía: la evocación de la infancia y la memoria, por un lado, y junto a esa narración, la reflexión en presente que sobre el mismo acto de contar realiza el narrador.
Dos planos de configuración que sirven de soporte a una única reflexión: cómo se realiza el acto creativo en literatura. Realmente es un tema al que en español se le ha dedicado, que yo sepa, poca atención, exceptuando en el psicoanálisis. Desde esta perspectiva metanarrativa, es decir, una novela que cuenta el proceso de escritura, surge El monte del Dragón, que en su título hace referencia a un cuento infantil. Pero que se instala como gran símbolo de la narración. Ese monte no es sólo el símbolo del terror que inspira, ni el símbolo de la infancia, sino es también el signo del misterio de la creación.
El planteamiento es claro: Viajar "por los transcursos de la memoria tratando de encontrar los atisbos de la niñez" en un estilo que resulta poco narrativo, más bien elegíaco y poético: "Quiere creer que esta prosa tiene algo de poético, algo así como un ritmo, una sonoridad".
Pero es probable que el lector vaya a echar en falta una fuerza mayor en la transcripción del tiempo de la infancia.
Jesús Camarero: El monte del Dragón. Arte activo ediciones, Vitoria-Gasteiz, 2004, 125 páginas.
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