Sin más opción que remar sola
La falta de remeras de peso obliga a la sevillana Nuria Domínguez a competir en solitario
Cuando tenía 14 años, Nuria Domínguez ni siquiera sabía que en Sevilla se podía remar. Un año después, se colgó la medalla de bronce del Campeonato de España de Remo en categoría cadete. "Mi intención sólo era hacer deporte, pero fútbol, baloncesto o algo así", recuerda. "Hasta que una amiga me dijo que se podía hacer remo y me fui enganchando poco a poco". El primer año, la medalla. El segundo, a la selección española juvenil. Empezó a ganar y ya no le dejaron abandonar. Aquello fue a finales de los ochenta y, ahora, con 30 años, se prepara para acudir a su segunda cita olímpica.
En Atlanta quedó en el puesto 16 de categoría ligera. En Atenas competirá en pesada y remará sola. Más que una opción personal, su individualismo es una imposición dadas las circunstancias: el remo femenino español cuenta con pocas mujeres que compitan a alto nivel y el espectro se reduce aún más en la categoría pesada, reservada para las deportistas de más de 59 kilos. Nuria pesa 67 y se define como "una pesada pequeña". "En España no hay remeras de categoría absoluta pesada con nivel para este tipo de competiciones", afirma. "Ir sola es la opción que me ha quedado. Lo bueno es que no dependes de nadie, pero se echa de menos el compañerismo".
Tras más de 15 años dándole a las palas, los remeros son su segunda familia. Y con ellos pasará la estancia en Atenas, después de que su familia haya descartado el viaje. Nuria cuenta con la ventaja de ser una veterana en los Juegos Olímpicos y sabe que no vale la pena el esfuerzo. "Les apetecía ir, pero el alojamiento es difícil. Además, en los Juegos se nota mucho el dispositivo de seguridad y los deportistas están más aislados del público. Al final puedes compartir poco tiempo con la familia y casi lo van a ver mejor por la tele", asegura.
Su paso por Atlanta le sirvió también para saber que en unos Juegos Olímpicos hay "un grado más de tensión" que en cualquier otra competición. "Es algo grande, se nota en el ambiente", dice. "En los campeonatos del mundo sólo está la gente de tu deporte y aquí convives con deportistas de otras modalidades. Los campeonatos de remo pasan a veces desapercibidos, pero en los Juegos hay mucha expectación. Nos hacen entrevistas y está todo el mundo pendiente", advierte, aunque una vez metida en la competición apenas se nota diferencia con cualquier otra prueba.
Entre sus contrincantes hay siete remeras con las que tendrá que pelear fuerte. En los dos últimos años Nuria siempre ha quedado octava en las grandes competiciones. Mejorar ese puesto es su principal objetivo, pero no esconde que la meta por la que entrena cada día es por conseguir una de las seis plazas de la final. "Sería estupendo, una locura", afirma, aunque prefiere ser cauta hasta ver en qué momento están sus siete grandes rivales.
Lo sabrá a partir del 14 de agosto, cuando empiezan las pruebas de remo. Para hacerse con el ambiente viajará a Atenas unos días antes, el 8, y ya tiene billete de vuelta para el 23. "Antes me quedaba a veces haciendo turismo, pero ahora me apetece volver a casa con la familia", cuenta. Después de más de 15 años de competición en competición dice que todavía le quedan ganas de seguir algún tiempo más, aunque sabe que éstos pueden ser sus últimos Juegos.
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