El realismo imaginario en 'Obaba'
Por fin Montxo Armendáriz cumple el deseo de adaptar para el cine la obra Obabakoak (El reino de Obaba), de Bernardo Atxaga, con el que el escritor obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1989. Armendáriz siempre ha sabido de las difultades de llevar al cine estos relatos autónomos e independientes, pero que configuran una unidad de clima, de tono, de espíritu. Lo que ha hecho ahora el cineasta ha sido escoger ocho de los relatos y ha interrelacionado personajes y se ha inventado otros. Así nace Obaba, el filme que el realizador commienza a rodar el 13 de septiembre en tierras del valle del Roncal, en Navarra, y en Pamplona.
Obaba
-ese territorio imaginario y mítico- es, dice Armendáriz, "un puzzle donde los personajes se van interrelacionando y van creciendo, algo que está en el propio libro de Bernardo, que habla de la soledad, del tiempo y el recuerdo del tiempo pasado". "Es una historia con subhistorias de personas que van apareciendo y desapareciendo", añade. La película empieza en 2004, pero hay saltos hacia atrás, donde los personajes reviven ellos mismos o a través de otros épocas pasadas.
Si algo tenía claro Armendáriz es que los actores adultos tuvieran parecido con los niños que hacen los papeles en la infancia. Después de mucho pensárselo, decidió buscar primero a los niños -"un casting difícil, al que se presentaron 600 niños, más que nada por el largo tiempo que nos ha llevado"- y luego encontrar actores adultos que se parecieran. "Descubrimos cosas realmente insospechadas porque los parecidos son asombrosos en algunos casos". Hector Colomé, Berta López o Mercedes Sampietro se encontrarán así con sus dobles infantes. En el filme también trabajará Juan Diego Botto.
Tiene Armendáriz la sensación de que Obaba, una coproducción de Oria Films y otras dos productoras alemanas, es su película más ambiciosa en el sentido de recrear el realismo. "A mí siempre me ha interesado y he hecho películas de base realistas, de personajes de carne y hueso. Ahora me enfrento al realismo fantástico, porque Obaba habla de la realidad, pero de la realidad que uno se imagina o recuerda tal y como la recuerda o la imagina".
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