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La OMC reactiva el comercio mundial

Aprobado el documento que puede abrir la vía para recortar las ayudas a la agricultura

Después de unas negociaciones maratonianas en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Ginebra, los 147 países miembros del organismo aprobaron anoche, al filo de la una de la madrugada, un nuevo acuerdo que pretende reactivar los esfuerzos para liberalizar el comercio mundial. El compromiso supone dar nueva vida al proceso de desmantelamiento de los aranceles, los subsidios y otras medidas proteccionistas que entorpecen el libre tráfico de mercancías y servicios entre las naciones. Fuentes cercanas a las negociaciones señalaban que se había alcanzado un gran consenso entre los 147 miembros. El documento, que tenía que ser aprobado por unanimidad, le da un nuevo impulso al comercio mundial.

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El acuerdo en la OMC es un balón de oxígeno para la liberalización del comercio mundial. La cumbre de la OMC en Cancún, en septiembre de 2003, fracasó debido al espinoso tema de los subsidios agrícolas de los países más ricos del mundo, léase Japón, Estados Unidos y la Unión Europea, que en esta ocasión han sido más proclives a alcanzar un acuerdo. Los países pobres lucharon para que los poderosos retiren las subvenciones agrícolas y estos, a cambio, demandaban la apertura de los mercados emergentes a los productos industriales de los ricos.

Cifras del Banco Mundial apuntan a que la liberalización del comercio supondría unos 500.000 millones de dólares adicionales para la economía mundial en 2015 y aumentaría los ingresos de las países emergentes en unos 350.000 millones de dólares ese mismo año.

Esta semana, en Ginebra, el asunto de las ayudas a la agricultura se puso sobre la mesa y se superó el bache. El texto presentado ayer para la votación incluía una fórmula para reducir las ayudas a los productos que más subvenciones tienen en la actualidad. Fuentes próximas a las negociaciones aseguran que Estados Unidos se verá forzado a realizar un fuerte recorte en sus ayudas a la agricultura, ya que tendrá que igualar la propuesta de Bruselas.

La delegación de EE UU admitía ayer que el recorte de sus ayudas internas a los productores agrícolas representará, en un año, un volumen superior al de todas las reducciones que fueron aceptadas en el último ciclo de negociación, la llamada ronda de Uruguay, que abarcó de 1986 a 1994. "Es el fruto de un compromiso y no tiene nada que ver con lo que Estados Unidos proponía hace tres años", declaró un portavoz del representante de comercio estadounidense, Robert Zoellick.

En Cancún una veintena de países liderados por Brasil y China, paralizaron las negociaciones ya que Estados Unidos y Bruselas no estaban dispuestos a negociar una reducción de sus subsidios. En Ginebra, con un acuerda sobre las ayudas agrícolas en la mano, las negociaciones en otras materias se desatascaron.

Así, las economías más ricas consiguieron que los países emergentes se comprometieran a reducir los aranceles que obstaculizan la entrada de productos industriales a sus mercados. "Hasta ahora la agricultura ha servido como una cortina de humo para evitar tratar otros temas" aseguraba Arancha González, portavoz del comisario europeo de comercio Pascal Lamy. Después de haber cedido en los subsidios, Bruselas y Washington consiguieron arrancar las concesiones que codiciaban en el tema de los productos industriales. "Estamos al 50% de los objetivos que fijamos hace tres años en la cumbre de Doha", afirmaba la portavoz de Lamy. El plazo final para lograr las metas planteadas es 2006. El meollo de las discusiones en el ciclo de negociación que arrancó en la cumbre de la capital de Qatar ha sido el tema de los subsidios agrícolas

Aunque la telaraña de ayudas que las economías más desarrolladas conceden a sus agricultores es difícil de cuantificar, las estimaciones de analistas y ONG las cifran en 300.000 millones de dólares (250.000 millones de euros) al año. Gran parte de los países emergentes, entre ellos Brasil, China, India y Chile, se han opuesto férreamente a esta práctica al considerar que distorsiona los precios y no les permite competir en igualdad de condiciones en el mercado internacional.

Todos los analistas y los mismos delegados de la 147 países miembros hacían sonar las alarmas de que un fracaso en Ginebra terminaría de sepultar la ronda de Doha. Y las negociaciones esta semana parecían mal encaminadas hasta que el jueves, cuando un nuevo grupo de cinco potencias, compuesto por la India, Brasil, Estados Unidos, la Unión Europea y Australia, aunaban esfuerzos para presentar un borrador y sacar las negociaciones adelante. Mientras tanto, un grupo que aglutinaba a los 90 países más pobres de la OMC, conocido como el G 90, se quejaba de haber quedado excluidos de esas conversaciones.

Durante el viernes y el sábado las negociaciones avanzaban contrarreloj en Ginebra para alcanzar un acuerdo sobre cómo reactivar sus esfuerzos para liberalizar el comercio mundial. Los principales logros se realizaron el viernes por la noche, pocas horas antes de que los relojes de Ginebra dieran la medianoche, la hora máxima que había sido establecida por la OMC para sellar un acuerdo. Al final, después de 14 horas de tira y afloja, las negociaciones fueron prolongadas hasta las cinco de la mañana del sábado. Ayer, los retoques finales se llevaron la mayor parte del día, con los negociadores escrutando cada palabra para tratar de arrancar máximos beneficios. La próxima cumbre de la OMC se llevará a cabo en diciembre de 2005 en Hong Kong. Será la última conferencia de la ronda de Doha.

EE UU y África alcanzan un acuerdo sobre las subvenciones al algodón

Estados Unidos finalmente accedió, en la reunión de Ginebra, a recortar los subsidios a la producción de algodón, beneficiando así a unos 10 millones de agricultores africanos.

Los términos de cómo se llevará a cabo el recorte se mantienen todavía poco claros, pero los países africanos, que presionaron a Washington en este apartado, dijeron apuntarse una victoria al considerar que habían arrancado un compromiso por parte de Estados Unidos para reducir las ayudas a los productores de algodón. El conflicto sobre los subsidios a este producto agrícola en la anterior reunión de la OMC fue una de las causas más importantes de que fracasara la cumbre de Cancún.

Sobre Washington pendía una decisión de la OMC que calificaba sus ayudas al algodón como contrarios a las reglas establecidas por el libre comercio. La decisión de la OMC, que se ratificó en junio, fue el resultado de una demanda de Brasil. Hasta la cumbre de esta semana, Estados Unidos no había dado indicios de estar dispuesto a recortar estos subsidios.

Pero no ha sido sólo el país suramericano el beneficiado por la decisión. Fueron los países africanos los que se cerraron en banda durante las negociaciones de Ginebra para que Estados Unidos accediera a recortar estos subsidios. Los productores africanos han sido los más castigados por las distorsiones en el mercado internacional del algodón, con precios artificialmente bajos como resultado de las ayudas de la Estados Unidos a sus productores. Algunas ONG, como Intermon Oxfam, cree que todavía este compromiso es ambiguo y considera que Estados Unidos podrá seguir inundando el mercado del algodón.

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