_
_
_
_

En 2003, el uso de Cercanías supuso un ahorro social de 73 millones

Los Cercanías catalanes movieron a 112 millones de pasajeros el pasado año

Un viajero que utilice el tren consume cinco veces menos energía que si hiciera el viaje en coche y 20 veces menos que si lo hiciera en avión. Eso sin contar los llamados costes externos que supone cada medio de transporte y que en el tren son, en general, también más bajos. El resultado es que los 112 millones de pasajeros transportados por Cercanías el pasado año suponen un ahorro global de 73 millones de euros, donde ahorro significa costes que no se llegan a producir.

Entre los factores que suponen ahorro social por el uso del ferrocarril frente a otros modos de transporte se hallan la congestión urbana, la accidentalidad, el ruido y la contaminación atmosférica y otros. En total, para el conjunto de España el ahorro de los 11 núcleos de Cercanías fue de 292 millones de euros, de los que prácticamente una cuarta parte, 73 millones, corresponden a los movimientos realizados por los servicios de Cercanías de Barcelona.

Los datos pertenecen a los estudios que periódicamente realizan la Universidad de Karlsruhe (Alemania) y la consultora suiza Infras sobre el transporte ferroviario. El informe recoge las cifras de uso de Cercanías (444 millones de pasajeros en toda España; 112 millones en los trenes del entorno barcelonés) y computa los ahorros que supone evitar los costes externos.

El movimiento de un viajero a lo largo de un kilómetro tiene un coste total (incluido el coste real del transporte y los sociales no computados) de 16,6 euros, pero ese mismo movimiento se convierte en 104,9 euros en el caso del coche privado, aunque cae hasta 25,6 euros si el trayecto se realiza en un autobús.

En el coste del tren no se imputan los derivados de accidentes, que son muchos más entre los usuarios del automóvil que entre los pasajeros de los sistemas ferroviarios, como tampoco se computan a efectos de tarifación los impactos medioambientales, sean los de contaminación atmosférica o los del ruido. No obstante, el ruido es uno de los pocos factores en los que el tren sale perdiendo frente a su más directos competidores. No es casual que los constructores de trenes estudien cada vez con más detalle la posibilidad de reducir el impacto acústico de los convoyes.

Los autores del estudio suponen que la inexistencia del servicio de Cercanías supondría que todos los que deben desplazarse utilizarían otro método de transporte y que la mitad se inclinaría por el coche privado, mientras que la otra mitad optaría por el transporte colectivo de superficie, es decir, los autobuses. El coste de uno y otro, en términos de kilómetros recorridos, es muy diferente (cuatro veces superior el del coche), pero el resultado final del coche es de un 48,65% más de lo que suponen los costes sociales del ferrocarril. Este tipo de estudios, que la Universidad de Karlsruhe e Infras realizan de forma periódica, sirven de base a quienes sostienen que las aportaciones públicas al ferrocarril son mucho más que rentables.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Los barceloneses prefieren los trenes

Una línea ferroviaria de doble vía, como es el caso de todas las que entran y salen de la ciudad de Barcelona, equivale a una autopista de seis carriles, pero su impacto ambiental es mucho más reducido, sin contar con que, salvo que haya alguna incidencia (avería, corte de suministro), los movimientos en ferrocarril son más seguros y puntuales que los del coche en hora punta. Es alguno de los factores que explican que los últimos datos de movilidad de Barcelona señalen una notable preferencia de los barceloneses por los sistemas ferroviarios como método de transporte. El último barómetro municipal, cuyos datos se han hecho públicos esta misma semana, señala que el 69,8% de los ciudadanos de esta ciudad prefiere este sistema, sea el metro o los trenes de Cercanías. Y eso pese a que este servicio corre el peligro de morir de éxito ya que ha experimentado notables crecimientos en los últimos años. El grado de satisfacción entre los usuarios de los servicios de Cercanías es del 63%, sumando los que se declaran satisfechos y muy satisfechos.

En 2001, primer año en el que Renfe se integró en el billete único, el aumento de pasajeros de sus Cercanías fue del 3,07%, y al año siguiente, del 8,76%. El pasado ejercicio, en cambio, el incremento quedó limitado al 1,76%. Esto supone que cada día utilizan estos trenes 373.966 pasajeros y que este transporte ganó 1.145.000 usuarios el pasado año. La estación de Sants fue utilizada por 41 millones de viajeros. De ellos, 32,4 millones eran usuarios de Cercanías.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_