La mayoría de la comisión considera agotada la trama de los confidentes

"Lamentamos que el Congreso se esté convirtiendo en cobijo de absurdas tramas conspiratorias", afirmó el portavoz socialista en la comisión del 11-M, Juan Luis Rascón. En parecidos términos se expresaron Margarita Uria (PNV), Gaspar Llamazares (IU), o Joan Puig (ERC). Salvo el PP, los grupos coincidieron en que, más allá de la opinión que merezca la actuación policial, la comisión no puede seguir girando en torno a los confidentes.

A despejar interrogantes contribuyó decisivamente el juez Juan del Olmo, quien, pese a que ha sido avaro al facilitar información al Congreso, ayer dictó un auto en el que levantaba el secreto del sumario respecto a las declaraciones de los guardias civiles y policías que trataron con los confidentes. Ello permitió a los comparecientes expresarse con mayor libertad en la comisión y facilitó a los diputados la información en la que se basó el juez para concluir que ni Suárez Trashorras ni Rafá Zouhier advirtieron con carácter previo sobre la matanza.

Vicente Martínez Pujalte (PP) se mostró sorprendido de que el informe firmado por el director de la Guardia Civil, Carlos Gómez Arruche, omitiera los múltiples contactos mantenidos con Zouhier entre febrero de 2003 y el 16 de marzo de 2004, incluida la reunión del 12-M. Los demás portavoces optaron por dar credibilidad a los dos agentes y centrarse en el futuro. A preguntas de los diputados, ambos se declararon partidarios de regular la figura del confidente. El capitán, como responsable de los 200 "chivatos" de la UCO, subrayó el daño que el escándalo Zouhier está causando a las Fuerzas de Seguridad.

Por otra parte, el Gobierno comunicó ayer al Congreso que no remitirá las cuatro notas sobre terrorismo elaboradas por el CNI entre el 11 y el 14 de marzo, incluida la que alude a una conversación entre Carod Rovira (ERC) y Otegi (Batasuna) por considerar que su contenido podría revelar fuentes y medios del servicio secreto y "están exentas de control parlamentario".