Ute Lemper, Steve Winwood y Jane Birkin actúan en el Conde Duque
De cabaré alemán de entreguerras, de música negra hecha por blancos y de musas del pop de los sesenta versan estos días los últimos conciertos del Conde Duque, cuyo escenario de su patio central será ocupado a partir de agosto por la danza y el teatro. Esta última semana del mes cuenta, entre otras muchas cosas, con dos raros argentinos, Litto Nebbia y Kevin Johansen, y una excepcional pianista japonesa, Hiromi.
- Cerrado por vacaciones. Algunos garitos de música en directo echan el cierre en agosto y aprovechan estos días para poner fin a sus respectivas temporadas. Si ayer se despedía Gruta 77, ahora lo hará el Moby Dick. El adiós lo dicen con el joven rockero Rub3n y la personalidad de Jonh Rosewood. Pop vertiginoso en ambos casos, de trepidación refrescante. Los del Moby Dick montan carpa en el inminente Festival de Benicàssim y allá que se van con sus bártulos.
Siroco, sin embrago, sigue con su Operación Bikini para alegrar el verano a los rodríguez. Así celebra el homenaje que hace un mes no pudo hacer a los Rolling Stones, protagonizado por German Jagger y los madrileños Garaje Jack; y ofrece una noche de funk sudoroso con Guateque All Stars. En La Boca del Lobo también suena el funk, pero con marcado acento mexicano merced al atrevimiento del grupo Telefunka, venidos del país del chile y el tequila.
Libertad 8 también cierra, pero arranca su última semana con Tontxu, el cantautor bilbaíno que durante todos los lunes de julio ha ido desgranando las canciones de su reciente disco Contacto con la realidad, autofinanciado, autoproducido y autopublicitado.
Por la periferia son los centros comerciales los que toman el relevo: en el Avenida M40, de Leganés, suena el mestizaje reivindicativo de Lagarto Amarillo, el jazz sensual de la sueca afincada en Madrid Carita Boronska y el eco africano de Justin Tchatchoua, mientras que en el Equinoccio de Majadahonda se citan el glam de Circodelia y el pop desenfadado de los ferrolanos Los Limones.
- Adiós al patio. Después de un mes sin descanso, con el eclecticismo como seña de identidad, el patio central del Conde Duque despide su actividad estrictamente musical con tres conciertos que prometen, los de Ute Lemper, Jane Birkin y Steve Winwood.
La alemana Ute Lemper hará valer su exquisita elegancia, mostrada a través de la sencillez y el viaje emocional por los repertorios del tándem Bertolt Brecht-Kurt Weill, así como el teatro musical, el cabaré berlinés de entreguerras, la canción francesa y la fascinación por malditos del rock como Tom Waits, Costello o Nick Cave.
La londinense afrancesada Jane Birkin desplegará su tremenda sensualidad, nada mermada por el paso de los años. Musa erótica de los sesenta, presentó este invierno en Madrid Arabesque, un repaso a su repertorio desde la perspectiva de la sonoridad árabe. Ahora lo hace de Rendez vous, un disco voluptuoso donde se citan desde Caetano Veloso o Françoise Hardy a Manu Chao, sin que nada chirríe o pierda coherencia.
La flema británica de Steve Winwood será el eco último que quede en el patio. Fascinado por la música negra desde los sesenta, Winwood puso voz, e ideas, a proyectos como Spencer Davis Group, Traffic o, ya en los ochenta, Blindfaith. Es un poco el padre de ese soul sofisticado y elegante que tanto influyó en el pop inglés de los ochenta. Ahora regresa con About time, que le ha devuelto a sus raíces más negroides.
- Sin fronteras. La apuesta del argentino Kevin Johansen es la de derribar barreras sonoras. Nacido en Alaska y viajero incansable por el mundo, su música es una sugerente amalgama de estilos que forman un sonido común y peculiar. De adscripción popular -milonga, candombe, cumbia- y rockera universal, su música se ha hecho habitual en los escenarios de Madrid, donde ya ha presentado varias veces The nada y Sur o no sur, las dos obras que le traen de nuevo al foro. Otro argentino, pero mucho más veterano, es Litto Nebbia, uno de los verdaderos pioneros del rock en castellano. Fundador de los legendarios Los Gatos, hace 40 años, Nebbia no ha dejado de tratar el pop y el rock desde su mirada desprejuiciada.
Con sólo 25 años, la japonesa Hiromi es la nueva sensación del jazz mundial. Con su piano se ha recorrido todos los cursos de la prestigiosa escuela bostoniana de Berkley, un estricto academicismo al que ella tiene que dar forma natural con su personalidad.
Además, en Guadarrama se celebra una nueva edición de su festival anual de blues, esta vez concentrado en una sola noche. La estrella será The Yardbirds, el legendario grupo británico de los sesenta del que salieron figuras como Eric Clapton o Jeff Beck. Dos de sus miembros originales, el baterista Jim McCarthy y el guitarrista Chris Dreja, rodeados por músicos mucho más jóvenes, intentan mantener viva la misma pasión de origen por el blues-rock y el rhythm and blues que inspiró a los grupos ingleses hace cuatro décadas.
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