Paquete postal

Sobre las cuatro de la tarde, recibí en mi domicilio una llamada de una señorita que se identificó como trabajadora de la oficina de Correos de mi zona, indicándome que se había producido la devolución de un paquete postal a mi nombre por no haber pasado a recogerlo.

Dicho paquete estaba libre de cualquier desembolso por mi parte y por esa razón se tomaba la libertad de llamarme.

Dado que era posible que yo no hubiese recibido la notificación pertinente por cualquier motivo -sobra decir que no había recibido ninguna notificación-, me facilitaba el teléfono de la señorita Raquel, persona que recibía los paquetes en trámite de devolución para que la llamase y fijase con ella una fecha y una hora para recogerlo, ya que, si lo hacía, ella me apartaría el paquete. El número de dicho teléfono era 80 75 05 32 5 (leído de esta manera).

Al indicarle mi extrañeza por ser el teléfono de los de prefijo de alto coste y solicitarle claramente su nombre, dirección de la oficina de Correos y nombre del remitente, me indicó que son datos que no puede facilitar por ser privados e inmediatamente dio por finalizada la conversación. Obviamente, el número de teléfono de la persona que me llamó figura como privado.