Periodismo de opinión
Como de costumbre, el ministro de Defensa, José Bono, madrugó para ser el primero en opinar, y a las siete y cuarto de la mañana ya había recorrido todas las emisoras de radio: "Permítanme que en ejta declaración a vuelapluma, simplemente diga que yo y todo el Gobierno, no necesariamente por este orden, hemos estado sobresalientes". El presidente de la Xunta, Manuel Fraga, dejó grabado un mensaje en el contestador: "El Gobrno d Spaña merce smpre mi speto, dmirción y poyo, y quien lo critique debe sber que me tdrá smpre enfrnte y no tg más quicir comestural msperan en Perbes adiós". Más parco fue Pasqual Maragall, quien se limitó a comentar, enigmático: "Prfsvg". "Gobernar es fabuloso", comentó Jesús Caldera, ministro de Trabajo, sin solemnidad, pero con franqueza.
Obregón: "Espero que el Gobierno reconozca la deuda que tiene con las gentes de la cultura, y en mi caso como actriz y bióloga"
Desde todos los ámbitos de la vida española se han valorado los primeros cien días de la acción gubernamental. Ana Obregón declaró: "Espero que este Gobierno reconozca la deuda que tiene con las gentes de la cultura, y en mi caso doblemente, como actriz y como bióloga". "Yo, qué quiere que le diga, estoy esperando aún que esto empiece a moverse", comentó Pedro Solbes, que es vicepresidente segundo y ministro de Economía, sí, pero en la vorágine del nuevo periodismo, ya ven, junto a Ana Obregón, y gracias.
El secretario de Organización y Hombre Fuerte del PSOE, Pepe Blanco, disertó: "Como estratega, tengo claro el conceto: ahora el partido es una balsa de aceite, y parece mentira, tanto debate ideológico y tanta leche merengada". En un terreno estrictamente político, Gaspar Llamazares, dirigente de Izquierda Unida, se quejó con amargura: "Siento que he hecho el primo". "¡Y tanto!", saltó Paco Frutos, como en una comedia americana de matrimonios mal avenidos. "Podrían hacerme defensor del Pueblo, aunque fuera de un pueblo pequeñito", opina Llamazares.
El lehendakari, Juan José Ibarretxe, también hizo un comentario institucional: "Desde el mutuo respeto, y aprovechando esta nueva etapa de diálogo, a Zapatero intentaré colarle lo que a todos, y si no cuela, pues a esperar al siguiente". Desde la oposición, el juicio es severo. El secretario general adjunto al adjunto al presidente del PP, Ángel Acebes, dijo lo siguiente: "Creo que estamos ante un Gobierno que se distingue por no decir la verdad, aunque no descarto otra posibilidad". Su compañero Eduardo Zaplana aporta su particular visión de las cosas: "Me parece un Gobierno francamente deplorable, muy malo, improvisador, que dilapida la obra del gran gran gran José María Aznar y, por otra parte, oiga, si a ZP le interesara un ministro de cualquier cosa, miren, yo soy un profesional, eso no me lo puede negar nadie. A favor de ZP, contra ZP, yo, lo que sea menester. ¡Venga, lléveseme este reloj, caballero! Una ganga. ¡Qué va a ser de latón!". Mariano Rajoy ofreció la versión oficial y definitiva del pensamiento del PP: "Debido a que el cumplimiento de los cien días no es un acto voluntario, sino que se cumplen porque no queda más remedio, lamentamos no poder felicitar al Gobierno, ni lo contrario".
Por su parte, José Luis Rodríguez Zapatero, al despertar esa mañana, vio que el aznarsaurio ya no estaba allí, y sólo le inquietó un poco pensar que a la gente le bastaba con eso.
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