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Reportaje:

El veraneo de las langostas

La plaga de insectos remite tras asediar durante días algunas poblaciones del Alt Empordà

Miedo y asco en El Port de la Selva. La palabra langosta ya no designa allí a ese crustáceo exquisito ni a los turistas incautos con insolación galopante, sino a una plaga bíblica de segunda categoría compuesta por millares de Decticus albifrons, un estrambótico nombre científico que hace justicia al repulsivo insecto que parece haber inspirado a los diseñadores de los más perturbadores monstruos alienígenas. El Port de la Selva, Vilajuïga y Llançà son algunas de las poblaciones del norte del Alt Empordà que, en proporciones muy diferentes, se han visto sorprendidas estos días por la superpoblación de este insecto, no por autóctono menos extraño, cuya reproducción ha incentivado el clima favorable.

La primera oleada de estos inquietantes insectos llegó al núcleo urbano de El Port de la Selva el pasado domingo. Y lo hizo, según los técnicos de Medio Ambiente de la Generalitat, de una manera excepcional y difícilmente repetible: como una gran y sorprendente marabunta atraída por las luces del municipio. Como en el argumento de una película de serie B, los bichos (algunos eran del tamaño de un dedo índice) parecían conjurados en un ataque suicida contra los humanos. Las reacciones ante tanto insecto oscilaron entre el miedo y el asco. Los episodios de entomofobia (fobia a los insectos) no fueron raros y los vecinos no dudaron en darles manotazos para quitárselos de encima, pero sí evitaron pisarlos. Aplastar uno de estos bichos con la planta del pie -con su consiguiente crujido repulsivo- no es una experiencia recomendable. Aun así, la brigada municipal de El Port de la Selva, se ha entregado estos días al exterminio de los invasores y los resultados han sido tan letales como los de la teniente Ripley en la película Aliens y se ha evitado la toxicidad de una fumigación masiva. El alcalde, Genís Pinart, explicaba, mientras los operarios eliminaban con agua a presión los últimos animales despanzurrados de las calles, que la plaga ha remitido y casi puede darse el problema por "zanjado". La invasión pasará a engrosar la mitología del municipio e incluso generará algún beneficio. El consistorio ha puesto a la venta camisetas y adhesivos con la langosta como motivo principal.

Todo parece indicar que los insectos se baten en retirada de las zonas urbanas y regresan a sus refugios campestres. El ataque a Vilajuïga, el pasado martes por la noche, fue de menor intensidad. Las filas de las langostas parecían diezmadas. En los últimos días sólo se han dejado ver ejemplares dispersos por las zonas urbanizadas.

Los técnicos de Medio Ambiente insisten en que no hay motivo de alarma y engloban el fenómeno en el general incremento de insectos de este verano. La combinación de lluvias abundantes y repetidas con las altas temperaturas ha motivado que la actividad reproductora haya sido extraordinaria.

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