Medalla al pecho

"En tiempos de las bárbaras naciones", decía un epigramista, "colgaban de la cruz a los ladrones"; no sé si era de Eduardo del Palacio o de Perrín y Palacios. "Ahora, en el siglo de las luces / del pecho del ladrón cuelgan las cruces"; también he leído que era de Ugo Foscolo. Eso pasaba. Pasa: la medalla de Estados Unidos la compramos los españoles para Aznar; pagamos a los invitados. El latrocinio es de quienes recibieron el dinero, no del publicitado. ¡Cómo están los congresos; cómo están los senados! En el nuestro, la comisión que investiga el atentado de los 191 muertos ¡se va de vacaciones! Mejor: que se refresquen las cabezas peperas en el agua, que sople el aquilón sobre los declarantes a los que buscar salidas ha debido recalentar. No salen de ésta. Esta Jalisco de matones emplumados, o enmedallados, pierde; aunque no creo, como algún prohombre socialista, que cuando se dicen estas cosas preceden a un golpe de Estado: "... y cuando pierde, arrebata": cito esa machada porque Aznar está en México: no arrebata nada. Quizá alguien le tentó cuando las elecciones perdidas: si el atentado obliga a una situación de excepciones, se suspenden... O tal vez lo planteara él mismo, y se lo negaran. Cuando se escribe para la mayoría hay que hacer hipótesis de trabajo. Y, sobre todo, ver que él mismo ha debido proponérselo a Bush, que ya lo prepara.

En la comisión hacen toda clase de machadas verbales: la de Fungairiño debió de ser excelente, porque sigue siendo fiscal jefe de la Audiencia Nacional, de modo que los que nos escandalizábamos de su comportamiento estábamos equivocados: habrá que pedir perdón. Hay jefes de policía que siguen manteniendo que el atentado era "del Norte y el Sur", para buscar esa imbricación de ETA e islam que consideran probada; aun llegan los declarantes del PP a explicar que se pudo haber evitado el atentado si los socialistas hubieran dicho lo que les decían los confidentes de la policía y los funcionarios que se lo contaban a ellos y no a sus superiores. Abren un abismo de maldad y codicia ante nosotros. Y de espectáculo. Sus papás -la sombra de Franco- les debían prohibir irse de vacaciones sin haber aprobado el curso: que no nos corten la película truculenta a la mitad. Y que venga al reparto Boris Karloff, medalla al pecho.