De la columna a la intimidad
Los viciosos de la lectura de los periódicos diarios, además de estar sujetos a todos los condicionamientos y servidumbres propios de cualquier otra drogadicción, llegamos a establecer una amistad unilateral con algunos o algunas columnistas, a los que miramos letra a letra, con la misma naturalidad con que miramos a los viejos conocidos, e incluso conversamos con sus columnas, hecho que gracias a las recientes declaraciones del ilustre psiquiatra Rojas Marcos, que recomienda hablar mucho aunque sea con uno mismo, nos ha salvado del peligro de ser considerados unos excéntricos y ha elevado este hábito al nivel de sana terapéutica. Lo cierto es que la limitación que impone el encuentro efímero a través de una columna o, en el mejor de los casos, a través de un artículo deja siempre un cierto regusto de frustración. Por fortuna, de tarde en tarde nuestros columnistas preferidos invaden las páginas de un libro y nos permiten dar al contacto un carácter de mayor intimidad. Así me ha sucedido este recién estrenado verano con Maruja Torres, Empar Moliner y Josep Pernau, al darme la posibilidad de enfrentarme con sus respectivos libros Hombres de lluvia, T'estimo si he begut y D'Arbeca a l'Opus Mei.
Hombres de lluvia, bien colocado en la mesilla de noche junto a la cama, es capaz de llenar varias noches de lectura, aprendiendo a sumergirse en el sugestivo ambiente de Beirut, más allá de las tragedias que puedan atravesarlo, y agarrados al hilo de una aventura en la que, quizá llevados por la audacia de la imaginación, uno cree descubrir vivencias personales de una sensible Maruja, a menudo contenida por el regalo de su desbordante sinceridad.
T'estimo si he begut, que Empar ha traducido tambien al castellano para demostrarnos que escribe con la misma envidiable frescura con las dos lenguas reconocidas por la Constitución en la nación catalana, ha reunido 13 narraciones que compiten entre ellas en ingenio y que tienen de común denominador con algunos otros escritores actuales, con los que podría formar una antiescuela, el hecho de tratar la sombría realidad de nuestros tiempos con una inteligente ironía en la que el humor no frivoliza la trascendencia, al tiempo que ridiculiza el trascendentalismo gestual que caracteriza a determinados sectores de nuestra sociedad. Es un libro que invita a conversar con él, sentado en una terraza de un bar, lejos del Fórum, y tomando un gin-tonic si uno no tiene la desgracia de ser abstemio.
D'Arbeca a l'Opus Mei no es, pese a que se anuncia como tal, sólo unas memorias, sino también una valiosa galería de personajes en la que, como en las listas de la tradicional lotería de Navidad en la que están todos los premios, desde el Gordo hasta la pedrea, están prácticamente todos los que se lo merecen, descritos desde una sencilla cazurrería que huele a tierra firme y que viene a desmentir la fama de patosos que se nos atribuye a los catalanes. Una galería que nos ofrece la realidad cotidiana con una sencilla naturalidad en la que utiliza como instrumento una mezcla de sabia ironía y honesta profesionalidad. Cierto que el asesinato del padre por las bombas alemanas no puede recordarse sin recuperar el doloroso dramatismo de la Guerra Civil, pero Pernau no se instala ni en la tragedia sufrida, ni en las limitaciones profesionales que intentó imponernos el franquismo, contra las que luchó con tenacidad y valentía, sino que nos invita, desde la serena distanciación que le han proporcionado los años, a contemplar con mirada socarrona a nuestra colectividad más próxima, que discurre por las páginas como por un hormiguero en un intento de huir del peligroso provincianismo que nos acecha de forma tan pertinaz como las famosas sequías. La lectura del libro de Josep Pernau invita, como en las conversaciones en las que uno se instala confortablemente, a acompañarla de café, copa..., y en el pasado hubiese añadido "y puro".
En fin, tres posiblidades para aprovechar bien los resquicios de tranquilidad que puede ofrecernos el verano entre tormenta y tormenta.
Antoni Gutiérrez Díaz es ex vicepresidente del Parlamento Europeo.
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