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Tribuna:COYUNTURA NACIONAL
Tribuna
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La inflación se estabiliza

Por tercer mes consecutivo se produjo en junio un aumento de la inflación interanual. Esta vez, sin embargo, el aumento fue de sólo una décima, hasta el 3,5%, frente a seis y siete décimas en los dos meses precedentes. Parece, por tanto, que la aceleración de los precios está tocando techo, cumpliéndose bastante bien las previsiones de los analistas (alguna vez acertamos), basadas en la hipótesis de que remitiese la escalada del precio del petróleo. La cotización media en junio del petróleo tipo brent bajó a 35,1 dólares desde los 37,7 dólares de mayo, y el euro se apreció un 1%, lo que permitió una ligera caída mensual de los precios finales de los productos energéticos. No obstante, al haber disminuido estos precios en junio de 2003 un 0,6%, la tasa interanual se incrementó seis décimas, lo que explica la mitad de esa décima de aumento de la inflación total.

El gran objetivo del Gobierno, sindicatos y empresarios debe ser evitar una espiral inflacionista
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La otra mitad viene explicada por las subidas del tabaco, el aceite y los bienes industriales no energéticos. El primer caso es un ejemplo típico de un mercado oligopolista y con una demanda bastante cautiva, lo que exigiría más atención por parte de las autoridades, aunque a éstas no les venga mal que suban los precios, pues así se recaudan más impuestos. Tampoco estaría mal que estas autoridades analizasen lo que ocurre en el mercado del aceite, donde, de forma sorprendente, se producen a la vez cosechas históricas con subidas del 20% en los últimos doce meses. Por pedir, no estaría mal tampoco que se hiciesen públicos de una vez los estudios sobre la formación de los precios de los alimentos frescos, sobre todo frutas y legumbres, cuya inflación acumulada desde 2001, año base del índice, ha triplicado a la del IPC total. La aceleración de los bienes industriales no energéticos es lógica, pues responde a la traslación a los precios finales de las subidas de los costes energéticos, es decir, a los efectos indirectos de la subida del precio del petróleo. Otro tanto cabe decir del aumento de la inflación del capítulo de turismo, ya que la moderación de los aumentos de los precios de los hoteles (del 4,1% interanual en enero al 2,6% en junio) está siendo más que contrarrestada por la aceleración de los precios del transporte.

La caída del precio del petróleo que se produjo en junio no está teniendo continuación en julio. Las agencias internacionales y los expertos en estos mercados vuelven a revisar sus previsiones de demanda, oferta y precios, concluyendo que es difícil que en los próximos dos años veamos estos precios significativamente por debajo de los 35 dólares. No cabe pensar, pues, en ayudas en este frente para recortar la inflación a corto plazo. Por otro lado, en lo que resta del año seguirán presionando al alza los efectos indirectos del mayor coste de la energía, por lo que la llamada inflación subyacente aún repuntará, aunque moderadamente. Sin embargo, otros componentes del IPC, fundamentalmente los alimentos sin elaborar, podrían reducir su ritmo de aumento actual, con lo que la inflación total debería estabilizarse hasta el final del año en torno a la tasa última del 3,5% (véase gráfico derecho). La reducción a tasas del orden del 2,7% se produciría en la próxima primavera, al descontarse el escalón introducido este año por la subida del petróleo.

Teniendo en cuenta, pues, que el repunte inflacionista actual será temporal, el gran objetivo del Gobierno, sindicatos y empresarios debe ser evitar una espiral inflacionista. Seguir perdiendo competitividad sería un camino suicida para todos.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).

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