Adiós al delfín del presidente francés
Hijo espiritual y delfín natural de Jacques Chirac, a quien éste describía como "el mejor de todos nosotros", Alain Juppé ha perdido prácticamente todas sus oportunidades políticas. Fue secretario general del partido neogaullista RPR, que presidía Chirac; después llegó al Ministerio de Exteriores, y en 1995, cuando Chirac fue elegido jefe del Estado por primera vez, le escogió como primer ministro. Su último trabajo político ha sido presidir el partido gubernamental UMP, con el que Chirac quería unificar a su antiguo partido y a otras formaciones de la derecha, ahora prácticamente en crisis y, desde ayer, con la presidencia vacante por dimisión de su titular.
Juppé dimitió por correo electrónico como presidente de la UMP -discreto procedimiento para retirarse tras el intento de aguantar- con un suave llamamiento al "alto el fuego" entre los suyos. Condenado a 10 años de inelegibilidad en enero pasado, en vez de renunciar de inmediato, se dejó convencer por Chirac para tirar unos meses más, a la espera de la apelación contra la sentencia. Sin embargo, las derrotas electorales sucesivas han dejado a la UMP en el 16% de los votos populares y Juppé ha agotado sus últimas posibilidades de servir como escudo presidencial.
Tecnócrata, formado en la elitista Escuela Nacional de Administración (ENA), sus adversarios le consideran también "el más inteligente" de los políticos que ha dado la derecha francesa. Sin el padrinazgo político de Jacques Chirac, no habría llegado probablemente a ejercer el poder por algún tiempo; intentó una política de reformas sociales duras y sus esfuerzos se vieron consumidos en dos años escasos. Derrotado electoralmente por Lionel Jospin en 1997, perdió el poder Ejecutivo. La recuperación de la derecha en 2002 podría haber supuesto otra oportunidad para él, pero siempre a la sombra de Chirac y subordinado a su mentor.
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