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EL FUTURO DE IRAK

Una auditoría revela "actos fraudulentos" en la venta de petróleo

Críticas a EE UU por la gestión del dinero iraquí

La primera auditoría sobre la gestión de Estados Unidos del Fondo para el Desarrollo de Irak concluye que aunque todos los ingresos de venta de petróleo se han contabilizado, el sistema de registros ha estado "abierto a actos fraudulentos" por "falta de controles suficientes". En concreto, señala "el contrabando de desconocidas cantidades de petróleo en las exportaciones realizadas durante los primeros meses" de la invasión de Irak.

La auditoría lamenta asimismo la falta de cooperación del que fuera administrador de EE UU, Paul Bremer, en la entrega de documentos sobre los pagos a Halliburton, la empresa que dirigió el vicepresidente Dick Cheney.

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La auditoría ha sido realizada por la empresa KPMG, por encargo de la Junta Internacional de Seguimiento y Consejo, creada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con el fin de que supervisara la gestión de la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA). El Fondo para el Desarrollo de Irak es el sucesor del Programa de Petróleo por Alimentos, que permitió a Sadam Husein vender crudo con la autorización de Naciones Unidas con fines humanitarios. Dicho programa es objeto de varias investigaciones por presunta corrupción de miles de millones de dólares. La ONU transfirió formalmente el control del programa a la CPA, el 22 de mayo de 2003.

Washington administró las entradas al Fondo de 20.000 millones de dólares, de los cuales 8.100 millones procedían del Programa de Petróleo por Alimentos, otros 10.000 millones de la venta de petróleo y el resto de donaciones y de la repatriación de activos iraquíes congelados en el extranjero. El dinero se fue distribuyendo a los distintos ministerios iraquíes, como parte de la reconstrucción del país. Durante ese proceso, KPMG ha detectado fallos en tres áreas: los controles de la exportación de petróleo, los registros contables, así como inadecuados sistemas de control y contabilidad por parte de los ministerios iraquíes.

En este último apartado resalta la ausencia de procedimientos para cuadrar las transferencias entre ministerios y cuentas bancarias. "El Ministerio de Finanzas mantiene dos contabilidades, una manual y otra computarizada. La diferencia entre ambas es significativa", subraya la auditoría, mencionando las diferencias entre los asientos del ministerio y los depósitos y transferencias en las cuentas de los bancos Al Rasheed y Al Rafidain.

El principal problema ha partido de la falta de aparatos medidores de la extracción de crudo. Según los auditores, la propia CPA sospechaba de que había existido contrabando, especialmente durante los primeros meses de violencia. La falta de medidores, unida a la frecuencia con que los pagos se hicieron en efectivo, han dificultado la verificación de las cantidades ingresadas por las exportaciones. Por otra parte, las entradas en efectivo no las cuadraron hasta abril de este año.

En varios casos el destino del dinero se ignora. Así, el apartado 4.2.2 de la auditoría detalla "el traslado de fondos a un ministerio para equipamiento de la policía, del que hasta la fecha no hay documentos que lo justifiquen". El siguiente apartado señala el "desembolso para mercancías de las que no existe prueba" de su entrega.

Los auditores han lamentado la falta de cooperación de Bremer en el capítulo de contratas concedidas sin licitación, en particular las de Halliburton, que ha sido la mayor receptora del dinero del Fondo para el Desarrollo de Irak: 1.500 millones de dólares.Al menos el congresista Henry Waxman ha pedido que se abra una investigación.

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