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Clembuterol y efedrina, desde 12 euros a golpe de ratón

Elsa Granda

as sustancias requisadas sólo se pueden conseguir legalmente en España con receta médica. Se distribuían a través de Internet, un medio que se ha convertido en un paraíso para los consumidores de anabolizantes. Hay auténticos supermercados virtuales que los ofrecen desde 12 euros. Una ampolla de Primobolán, que sirve para aumentar la masa muscular, cuesta 17 euros; un paquete de 15 cápsulas de efedrina, que aumenta el vigor y que estimula el sistema central y cardiaco, 12 euros. Pero hay otros productos de la misma familia que pueden alcanzar los 600 euros. Todo está disponible a un golpe de ratón.

Los productos encontrados por la policía en 31 provincias españolas -efedrina, EPO, Eprex, Anabol, Primabolán, Winstrol, Sustenón, Testosvirón, Durabolín, clembuterol y Oxandrolona- pertenecen a dos tipos de sustancias: eritropoyetina (EPO) y anabolizantes.

"El primer tipo", explica el catedrático de Farmacología de la Universidad Complutense y jefe de Farmacología en el Hospital Clínico de Madrid, Alonso Moreno, "hace que se multiplique el número de glóbulos rojos y provoca una hiperoxigenación, lo que aporta un mayor vigor, pero hace más densa la sangre y puede conducir a trombosis".

Los esteroides y anabolizantes son empleados por personas que desean aumentar su masa muscular, la fuerza y la agresividad. Algunos efectos secundarios observados entre los consumidores de estas sustancias prohibidas son la impotencia, trastornos psiquiátricos y problemas cardiacos y hepáticos. Los dos grupos de sustancias provocan adicción. En el caso de EPO, sobre todo de tipo físico, y en el de los anabolizantes, también psíquica.

Sin ninguna garantía

"La gente es muy osada", asegura Julio Mateo, secretario de información del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid. "Utilizan la efedrina, que estimula el sistema nervioso central, llegando a provocar arrítmias e infartos, y que ya ha provocado la muerte de algún ciclista profesional", añade. Mateo indica que la mayoría de estos dopajes "son muy burdos" y señala el caso del clembuterol, "que es un producto de uso exclusivamente veterinario, y que está prohibido incluso para el engorde de animales".

Ambos expertos alertan de la peligrosidad del consumo incontrolado de estos productos: "No tienen ningún tipo de garantía sanitaria, están fabricados en laboratorios clandestinos, son sustancias que sólo deberían adquirirse con receta médica y para enfermedades muy específicas, no conocemos su procedencia, la calidad del producto suele ser pésima, y no se conocen los efectos que puede tener el consumo en personas sanas".

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