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Bush retirará la protección que rige sobre un tercio de los bosques del país

Los ecologistas acusan al Gobierno de favorecer a la industria maderera

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, acaba de proponer un vuelco al plan de protección forestal lanzado en 2001 por su antecesor, Bill Clinton, por el que se prohibían las talas de árboles en los parques nacionales de EE UU para la construcción de carreteras. Ahora, la Casa Blanca considera que son los Estados y no el Gobierno federal los que deben decidir si quieren mantener esa prohibición.

La medida, que ha enfurecido a los defensores de las políticas de protección del medio ambiente, se interpreta como un guiño a la industria maderera.

El plan de Clinton tenía como objetivo proteger un tercio de los parques forestales del país -unos 23 millones de hectáreas-, y en especial a las especies en vías de extinción, y su medio. Pero, según la Casa Blanca, el reglamento adoptado por el Ejecutivo demócrata estaba lleno de lagunas legales y por eso proponen cambiarlo por otro que considera más preciso. La secretaria de Agricultura, Ann Veneman, asegura que así se demuestra el "compromiso" del actual Ejecutivo republicano por la conservación de los bosques en áreas remotas.

El plan de Clinton fue denunciado en los tribunales por varios Estados del oeste del país y compañías madereras. Un juez federal de Wyoming pidió a finales del año 2003 la anulación de la ley, lo que obligó a la reforma del plan a pesar de que su decisión fuera recurrida por las organizaciones medioambientales. La idea ahora de la Administración del presidente Bush es que sean los propios Estados los que decidan si aceptan la prohibición a la tala que planteó Clinton y, llegado el caso, se remitan al Gobierno federal para que vete la construcción de una carretera en sus parques.

Los Estados decidirán

"Los Estados son los que están en mejores condiciones para determinar sus necesidades", dijo la secretaria de Agricultura. Además, señaló que de esta manera se mejorará la cooperación entre las autoridades estatales y federales, poniendo fin al litigio que se abrió con el reglamento de Clinton. Venaman hizo el anuncio en Idaho, uno de los Estados con más zonas protegidas del país contra la construcción de carreteras.

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Las organizaciones en defensa del medio ambiente no piensan lo mismo y ya han puesto el grito en el cielo porque consideran que con esta nueva iniciativa de Bush vuelve hacerle un guiño a la industria maderera del país en su carrera por hacerse con las presidenciales de noviembre. "Es el mayor regalo de la historia", ha llegado a afirmar el presidente de Fideicomiso Ambiental, Philip Clapp.

El plan de Bush, señalan, abre la vía a la deforestación de los bosques nacionales y otras zonas protegidas porque muchos Estados del oeste estadounidense optarán por realizar nuevas construcciones para proteger la economía de sus zonas rurales más deprimidas. "Da risa", añadió Clapp refiriéndose a los argumentos esgrimidos por la secretaria de Agricultura.

El Partido Demócrata comparte la opinión de las asociaciones medioambientalistas y temen que la política de Bush contribuya "a la explotación ilimitada de los bosques nacionales". La iniciativa del presidente George W. Bush, presentada el pasado lunes por Ann Veneman, será sometida a consulta pública en dos meses.

El objetivo de la Casa Blanca es que el nuevo reglamento empiece a aplicarse dentro de un año y medio, dejando tiempo suficiente para que cada Estado pueda adaptar sus planes forestales.

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