La Alhambra abre al público la Torre de las Infantas, escenario de los relatos de Irving
El Patronato cataloga el palacio como espacio abierto sólo durante el mes de julio
Tres princesas encerradas para proteger su belleza que recurren a la música y al lenguaje de las flores para comunicarse con sus pretendientes. Un ingrediente romántico que mezcla lo bello y lo sublime, la delicadeza y la tiranía, la alegría y el llanto. La Torre de las Infantas, a pesar de su impresionante arquitectura, es más conocida por la leyenda popular que Washington Irving relató en sus Cuentos de la Alhambra. Habitualmente cerrada al público, el Patronato de la Alhambra la ha catalogado como espacio abierto durante el mes de julio.
Mandada construir en 1393 por Muhammad VII, recibió el nombre de Qalahurra Nueva y se trata del último edificio de importancia que se edificó en la Alhambra. Pensada como una torre palacio de dos plantas, consta de un hermoso patio central en el que una fuente debía de llenar de sonido las estancias laterales, que se orientan hacia el patio; y las frontales, que ofrecen una vista de los jardines del Generalife y de los huertos que abastecían de alimento a la ciudad amurallada. Precedida de una entrada en recodo, unas estrechas escaleras conducen a la segunda planta, compuesta por cuatro estancias que se orientan hacia el interior, y a la azotea, en la que un templete corona el edificio.
No es difícil imaginar entre sus muros a las tres bellas infantas del cuento del romántico estadounidense. Después de contraer matrimonio con una cautiva convertida al Islam, Mohamed IX será padre de trillizas: Zaida, Zoraida y Zorahaida. Durante una consulta con los astrólogos, como era costumbre en la época, recibe la recomendación de mantenerse alerta cuando las jóvenes llegaran a la edad de casarse. Mohamed el Zurdo, mandará a las tres niñas a Salobreña, donde vivirán en un lujoso castillo con vistas al mar y a las montañas de las Alpujarras. Será allí donde crezcan y lleguen a la adolescencia.
Un día, alertadas por el ruido de un desembarco en las costas de la localidad granadina, se quedarán prendadas de la belleza de tres prisioneros cristianos. Mohamed el Zurdo, informado de que sus hijas habían alcanzado la edad propicia para el casamiento, decidirá llevarlas a la Alhambra para poder vigilarlas más de cerca. Mohamed considera que el lugar ideal en el que recluir a sus hijas es la Torre de las Infantas por su condición de pequeño palacio construido inicialmente para la defensa.
En el relato de Irving, las infantas recibirán la proposición de sus amantes de huir de la Alhambra hasta territorio cristiano para contraer matrimonio. En el último instante, la menor de ellas, Zorahaida, se arrepiente de la traición al padre y permanece en la torre mientras sus hermanas consiguen salir de territorio musulmán. Este acto de lealtad no ablandará al tirano que la mantendrá confinada en la torre palacio. Zorahaida, sumida en una profunda tristeza por haber perdido el amor y la compañía de sus dos hermanas, se inundó de lágrimas y acabó muriendo joven y desdichada.
Es sencillo sumergirse en esta historia en el interior de la Torre de las Infantas. El equilibrio del paisaje, el profuso silencio y la perfección esquiva de las sombras y los arcos que confunden al visitante permiten imaginar a Zorahaida consumida por el llanto. El visitante al recinto de la Alhambra (teléfono de reserva de entradas 902 22 44 60) podrá disfrutar de ese privilegio estos días. La Torre de las Infantas estará abierta al público durante julio, catalogada como espacio del mes. Habitualmente cerrada al público, hasta agosto Zorahaida tendrá que ceder su lugar a los turistas sedientos de historias y belleza, como Washington Irving. Las llaves que dan acceso a la torre ya no son custodiadas por Mohamed el Zurdo, la puerta se ha abierto y todo invita a la leyenda.
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