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Reportaje:

Agridulce reducción de la deuda

Latinoamérica recurre menos al capital ajeno por la mejora de sus economías y por la falta de grandes proyectos de inversión

Alejandro Rebossio
La segunda mitad del año será menos favorable para la emisión de deuda soberana, y 2005 será aún peor, según la agencia Moody's
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"Un 19% de caída es mucho", reconoce la directora general de calificaciones de Latinoamérica de la agencia de riesgo crediticio Standard & Poor's (S&P), Diana Mondino. La experta atribuye la reducción a la menor cantidad de emisiones del sector corporativo, frente a un aumento de las correspondientes a los países. "Los proyectos de inversión en Latinoamérica están creciendo, pero no tanto como en otros mercados emergentes", explica la analista en su oficina de Buenos Aires.

En 2003, grandes corporaciones de esta región, sobre todo de México y Brasil, habían aprovechado los tiempos de bajos tipos de interés en EE UU para emprender un imperioso proceso de mejora de las estructuras de sus deudas. Una vez que refinanciaron sus pasivos, ya les ha dejado de hacer falta tomar dinero en los mercados por un tiempo. Otro factor que explica la merma en las emisiones corporativas de Latinoamérica radica en que los bancos, afectados por las recientes crisis del sector en Argentina y Uruguay, han buscado otros tipos de financiamiento.

"En cierto sentido, la menor presencia de las corporaciones en los mercados supone una buena señal para la región porque significa que no necesitan tanto financiamiento", destaca Mondino. "Si hay necesidad de refinanciar deudas es porque las cosas van mal. Pero también es cierto que si en el futuro se emite más, será porque se recupera la inversión y eso sería bueno", añade la jefa de S&P para Latinoamérica.

En el ámbito de las emisiones de los países, los pronósticos de fines de 2003 indicaban que 2004 iba a convertirse en "un año espectacular desde el punto de vista del mercado financiero", según el vicepresidente oficial de crédito de la unidad de riesgo soberano de la calificadora Moody's, Mauro Leos.

Con el permiso de Greenspan

El año pasado no había sido un año de elevado endeudamiento soberano porque persistía la percepción de riesgo en la región, sobre todo porque el ex sindicalista Luiz Inácio Lula da Silva daba sus primeros pasos como presidente de un frágil Brasil.

Pero a fines de 2003, con un Lula consolidado y los tipos de Estados Unidos en el 1%, sin perspectivas de modificarse, se anticipaba que los Gobiernos aprovecharían en 2004 los bajos costes para emitir considerables volúmenes de deuda.

Sin embargo, a principios de este año los analistas comenzaron a observar que difícilmente se cumplirían los pronósticos, puesto que las evidencias de la recuperación de la economía estadounidense hacían suponer que el presidente de la Reserva Federal (banco central) norteamericana, Alan Greenspan, iba a elevarlas. Durante meses se temió una subida considerable que afectaría a los mercados emergentes, en especial en Latinoamérica, donde países como Brasil y Ecuador necesitan fondos para cumplir con sus respectivos vencimientos. Hace dos semanas se concretó el alza, pero fue de sólo el 1,25%, lo que tranquilizó a los países en desarrollo.

Algunos países como Brasil, Ecuador y Perú, anticipándose a un encarecimiento del crédito y un futuro que se predecía hasta catastrófico, salieron a los mercados voluntarios de deuda. Estas fuertes emisiones también contribuyeron a la depreciación de los bonos latinoamericanos. "La perspectiva de subida de tipos influyó en el aumento de emisiones de soberanos porque hay países que salieron al mercado mientras era barato, pero no influirá tanto de ahora en adelante porque Estados Unidos apenas tocó sus tipos y no se prevé que lo vuelva a hacer en el corto plazo", observa Mondino.

En los inicios de junio pasado, en plena incertidumbre sobre el costo del dinero, Brasil debió emitir más deuda y tuvo que resignarse a aceptar que el capital resultara menor al planeado, con un cupón de interés variable, en lugar de uno fijo, como a principios de año, y con un plazo más corto que el previsto. Esta misma situación deberá enfrentar la mayoría de los países latinoamericanos con acceso a los mercados de capitales, según Leos. Las excepciones son México y Chile, que cuentan con el grado de inversión que les permite endeudarse a bajos costos.

Un caso aparte es el de Argentina, que está en pleno proceso de reestructuración de los 82.000 millones de dólares de deuda que dejó de pagar en diciembre de 2001. Argentina deberá convencer a sus acreedores para salir de la suspensión de pagos y después tardará unos cuantos años hasta volver a los mercados internacionales.

Mientras tanto deberá valerse de los inversores locales. "La situación no es crítica, pero el sentir no es de optimismo", lamentó Leos desde Nueva York. "La segunda mitad del año no será tan favorable para la emisión de deuda soberana como la primera, y 2005 será aún menos favorable", vaticina este vicepresidente de Moody's.

"Nadie sabe cómo será el segundo semestre del año, pero no se prevén grandes emisiones", señaló Mondino. Países como Colombia y El Salvador deberán endeudarse o refinanciarse, pero sus necesidades "no moverán el amperímetro", según la analista de S&P.

Menos riesgo y más atractivo

Ningún Estado de la región aparece al borde una crisis financiera. Brasil necesita recursos, pero los viene consiguiendo en el mercado doméstico y eso genera un círculo virtuoso, dado que impulsa un abaratamiento de su eventual endeudamiento externo.

El banco de inversiones JP Morgan opinó el martes pasado que las obligaciones soberanas de los países emergentes, incluidos los latinoamericanos, han vuelto a mostrarse atractivos para los inversores, después de la caída de los precios de principios de año y más allá de la incertidumbre de corto plazo por la subida de tipos norteamericanos y el temor a una desaceleración de China. "El interés fundamental se mantiene porque la mayoría (de estos países) seguirá registrando progresos económicos", opinó Keith Swabey, estratega de deuda emergente de JP Morgan.

El presidente argentino, Néstor Kirchner, saluda al director del FMI, Horst Köhler, en Buenos Aires.
El presidente argentino, Néstor Kirchner, saluda al director del FMI, Horst Köhler, en Buenos Aires.AP

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