Los primeros 'chispazos' económicos del Gobierno
El 'rodaje' y ajuste del área económica del Ejecutivo ha supuesto desencuentros públicos entre Solbes, Montilla, Trujillo y Caldera
Los primeros dos meses y medio de Gobierno -el rodaje del Ejecutivo de Zapatero- no han estado exento de desencuentros, unos más subidos de tono que otros, entre los distintos ministros del área económica, industrial y socio-laboral. Los límites de la apertura de festivos por parte de los comercios o la paternidad de la Unidad para el Impulso de la Productividad han sido dos de los frentes más sonados, con José Montilla, titular de Industria, Comercio y Turismo, a un lado de la barrera, y el vicepresidente económico, Pedro Solbes, al otro. Dos personajes, que, según un político próximo a ambos, "no tienen precisamente apego al protagonismo ni mantienen relaciones tensas".
Economía e Industria quitan hierro a los roces, "que son sólo diferentes puntos de vista"
PP y CiU consideran que se puede crear "desconcierto" entre los empresarios
Los primeros dos meses y medio de Gobierno -el rodaje del Ejecutivo de Zapatero- no han estado exento de desencuentros, unos más subidos de tono que otros, entre los distintos ministros del área económica, industrial y socio-laboral. Los límites de la apertura de festivos por parte de los comercios o la paternidad de la Unidad para el Impulso de la Productividad han sido dos de los frentes más sonados, con José Montilla, titular de Industria, Comercio y Turismo, a un lado de la barrera, y el vicepresidente económico, Pedro Solbes, al otro. Dos personajes, que, según un político próximo a ambos, "no tienen precisamente apego al protagonismo ni mantienen relaciones tensas".
No sólo Solbes y Montilla se han enmendado cariñosamente la plana. Pero, como recuerda un destacado dirigente del socialismo catalán, "es más lógico que existan interferencias cuando hablamos de quien controla el presupuesto frente a las necesidades de gasto de otros ministerios y cuando hablamos del titular de un ministerio que se reconstruye y desgaja competencias de otros para definir su contorno".
También se ha producido algún cortocircuito entre la responsable de vivienda, María Antonio Trujillo, y Solbes por algunas medidas del plan de choque de la vivienda. O entre Solbes y Jesús Caldera, ministro de Trabajo, por su idea de mantener ligados desempleo y salario mínimo. O entre Montilla y la titular de Medio Ambiente, Cristina Narbona, en relación a la patata caliente del cumplimiento de Kioto. Jordi Sevilla, desde Administraciones Públicas, y Montilla han mantenido diferencias sobre el calendario de la nueva financiación autonómica. Y también ha dado que hablar el aplazamiento por parte de Solbes de la reforma fiscal de las plusvalías, frente a lo que prometía el programa electoral del PSOE, con el sello de Miguel Sebastián, director de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno.
"Son los dos primeros meses del Gobierno y todavía se delimitan las áreas de cada ministerio", justifica la situación el Ministerio de Economía. Pero las mismas fuentes admiten que "quizá es un error publicitar muchos temas que aún están en pleno debate abierto dentro del Ejecutivo". También desde Industria se minimizan las disensiones como "puros formalismos" o "puntos de vista distintos".
El problema existiría si Solbes y Montilla discreparan "en el fondo de estas cuestiones, y no es el caso", señalan fuentes del Gobierno. En el caso de los horarios comerciales, por ejemplo, ninguno de los dos aboga por la liberalización total. Los matices están en los umbrales mínimos. Para el diputado Josep Sánchez Llibre (CiU), existe un trasfondo ideológico que explica las diferencias: "Solbes representa a la parte más liberal del PSOE, y coincide con Jaime Caruana, gobernador del Banco de España. Montilla está más a su izquierda". Desde Industria, se rechaza este encasillamiento: "No es cuestión de ideología. Montilla cumple con lo que dice el programa electoral", aunque fuentes de las empresas de distribución sí hablan de Montilla como "el más intervencionista y el menos ortodoxo de los dos", y también de que las diferencias provocan incertidumbre y pueden llegar a paralizar inversiones.
Otro de los encontronazos -que al exconsejero catalán de Industria, Antoni Fernández Teixidó (CiU), le "hubiera caído como una bofetada" aunque piense que "los desencuentros no deben magnificarse-, es la iniciativa de Solbes de crear una Unidad para el Impulso de la Productividad, que de algún modo ya existe en Industria. El entorno de Montilla admite su "sorpresa", pero las cosas se relativizan. "A los empresarios les interesa que al Gobierno le preocupe la productividad, no quién tome la iniciativa".
Sobre esta cuestión, el Ministerio de Solbes aclara que "la coordinación de la totalidad del área económica siempre se va a llevar desde Economía, porque es una tarea que se le ha encomendado a Solbes y cuenta con todo el apoyo del presidente José Luis Rodríguez Zapatero". En este sentido, Solbes busca aumentar la competitividad "coordinando actuaciones de Fomento, Vivienda, Educación e Industria. No hay representantes de estos ministerios en la Comisión Delegada, cuyo objetivo es coordinar y buscar medidas para una mayor productividad".
La oposición aprovecha episodios como éstos para atacar al Gobierno. "Lo que está ocurriendo es algo lógico en un Gobierno que acaba de empezar, y más con un programa y unos recursos humanos que no estaban diseñados para ganar las elecciones", opina el portavoz económico del PP, Vicente Martínez-Pujalte. "Pero refleja una enorme descoordinación y choques en las áreas económicas, las que deberían mostrar mayor coherencia".
A Sánchez Llibre, los desencuentros -particularmente entre Solbes y Montilla- le recuerdan a los errores en los que recayó el PP, cuando Rodrigo Rato estaba al frente de Economía y discutía por las competencias con Josep Piqué, titular de Ciencia y Tecnología". Aunque, a su juicio, Solbes y Montilla "son dos personas serias y rigurosas, y, pasados los primeros meses de andadura, sintonizarán".
Tanto el PP como CiU lanzan la advertencia de que hay que acabar con la "confusión" y el "desconcierto" que, en su opinión, se ha instalado entre los empresarios.
Públicamente, las patronales contemplan los acontecimientos en silencio, aunque algunas empresas expresan cierta incomodidad. "Hay más una tensa espera que sensación de incertidumbre. No importan las guerras internas, sino las soluciones definitivas", señalan en una empresa del sector energético partidaria de un punto de acuerdo razonable entre Medio Ambiente e Industria por lo que respecta a Kioto."Sí generan incertidumbres las desavenencias", discrepa Josep González, presidente de la patronal de las pymes catalanas, quien se muestra "a la expectativa" sobre cuestiones como el plan de competitividad.
Tanto Economía como Industria rechazan de plano que exista dicha "intranquilidad". "Preocupaba que la innovación no dependiera en Industria, sino en Educación", admite Industria, pero "el reparto final de las competencias es bastante satisfactorio".
Con informaciones de Íñigo de Barrón, Claudi Pérez y Ariadna Trillas.
Las principales discrepancias
"En cierto modo, todos los gobiernos son de coalición, pues a un lado está el ministro de Economía y al otro todos los demás". La frase de Pedro Solbes ilustra hasta qué punto el vicepresidente económico está dispuesto a tensar la cuerda con otros ministerios para mantener la ortodoxia económica. Aunque las interferencias no se ciñen sólo al titular de Economía.
- Horarios comerciales. Montilla defiende el programa electoral del PSOE: un mínimo de ocho festivos anuales en los que puedan abrir los comercios como punto de partida para negociar con el sector. Solbes prefiere que se mantenga el escenario actual: 12 festivos al año.
- Eléctricas. Montilla exige inversiones al sector para evitar apagones, pero ha sido más comedido respecto a las consecuencias que pueda tener el acuerdo de Kioto en sus cuentas de resultados. Narbona reclama más esfuerzos a las eléctricas para reducir sus emisiones, pero a cambio reconoce que el sector podrá subir las tarifas.
- Kioto. Montilla y Solbes abogan por un cumplimiento "razonable" del protocolo, ya que el acuerdo sobre la reducción de emisiones podría perjudicar la competitividad de las empresas. Sin embargo, Cristina Narbona mantiene una posición más severa y ha atacado al sector eléctrico con una defensa a ultranza de las energías limpias (eólica e hidráulica) frente a la nuclear. Finalmente, Narbona ha dicho que el nuevo Plan Nacional de Asignación de Emisiones seguirá un criterio mixto y "no dejará contento a nadie".
- Comisión de Productividad. Economía impulsó la Unidad para el Impulso de la Productividad sin un solo representante de Industria. Montilla recordó que ya existe una comisión similar -creada hace 12 años por el Gobierno socialista- que está en vigor. Industria y Economía decidirán a quién compete esta área en la Comisión Delegada de Asuntos Económicos.
- Investigación y Desarrollo. En el pulso entre Industria y Educación y Ciencia, Montilla ha logrado un acuerdo de calado que le favorece: el Consejo de Ministros decidió que la mayoría de los programas -y, evidentemente, los fondos públicos- de I+D y desarrollo tecnológico se adjudiquen a Industria, aunque este año, de forma transitoria, queda todo formalmente en Educación.
- Financiación de Cataluña. Montilla, primer secretario del PSC, aboga por concretar en esta legislatura la nueva financiación para Cataluña, además de inversiones en infraestructuras para paliar uno de los grandes déficit históricos de la comunidad. Jordi Sevilla, ministro de Administraciones Públicas, era partidario de esperar a la siguiente.
- Vivienda. La ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo, persigue poner en marcha el plan de choque que aparecía en el programa electoral del PSOE -inspirado por el asesor económico de Zapatero, Miguel Sebastián-, con medidas fiscales y ayudas directas para inquilinos y para propietarios con el objetivo de fomentar el alquiler. Trujillo ha topado con Solbes: Economía teme que el impacto económico de estas medidas ponga en peligro el equilibrio presupuestario.
- Plusvalías. Solbes ha preferido dar un paso atrás en la promesa electoral del PSOE sobre una reforma radical en la actual fiscalidad de las plusvalías, que ahora tributan a un tipo único del 15%. Solbes pospone así una de las ideas fuerza del programa electoral que durante la campaña defendió Miguel Sebastián.
- Salario mínimo. El ministro de Trabajo, Jesús Caldera, es partidario de vincular el salario mínimo interprofesional (SMI) con el subsidio de desempleo. Economía advierte de que esa medida dispararía el gasto público, y quiere separar la evolución del subsidio de desempleo de la que tenga el SMI.
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