Doce puntos

Los españoles ya sabemos algunas cosas del nuevo carné de conducir por puntos que, previsiblemente, estará en poder del conductor al inicio de la vacaciones veraniegas del próximo año. Como adelantó el ministro del Interior, José Antonio Alonso, en su reciente comparecencia ante la Comisión de Seguridad Vial del Congreso, el nuevo carné tendrá un crédito de 12 puntos -de seis a ocho para los conductores noveles- que se irán descontando, según la gravedad de la infracción cometida, y que podrán recuperarse tras un periodo limpio de infracciones o por medio de los correspondientes cursos de reciclaje.

El modelo elegido se asemeja al que rige en Francia desde hace 12 años y que, según las estadísticas, ha contribuido a reducir de manera sustancial la siniestralidad en carretera en el país vecino -en número de accidentes y de muertos-. Éste es un efecto observado también en Alemania e Italia, donde rige un sistema de conducción por puntos muy similar y que sin duda se hará notar en España, que sigue teniendo una de las mayores tasas de siniestralidad en carretera de Europa, a pesar que desde hace una década mantiene una cifra estable de muertos en accidente de tráfico, ligeramente por encima de los 4.000 al año.

El carné por puntos, como demuestra la experiencia de los países donde se aplica, es una buena fórmula para estimular la responsabilidad del conductor, al que se le da la oportunidad de corregirse y, por tanto, de evitar la sanción máxima de retirada o revocación del permiso de conducir. Este componente reeducador ha propiciado, sin duda, que el nuevo carné haya sido bien acogido por las empresas y asociaciones relacionadas con el mundo del automóvil y que todos los grupos políticos, y no sólo el PSOE, que lo incluyó en en su programa, sean partidarios de su implantación.

Pero quedan todavía muchas incógnitas que deberían despejarse, en lo posible, incluso antes de presentar la norma sobre el nuevo sistema para su debate en el Congreso. Habrá que cuidar de que no se penalicen de la misma forma infracciones de tráfico que no son equiparables por el lugar -zonas interurbanas o urbanas- o por las circunstancias en que se cometen, y sobre todo habrá que establecer con suma claridad el sistema de garantías judiciales que ampara al conductor en última instancia. Finalmente, si el objetivo del carné por puntos es la responsabilidad y la reeducación del conductor, la Administración tiene ante sí un reto urgente: poner a punto la infraestructura necesaria, en centros de formación o reciclaje, para cuando el nuevo sistema comience a funcionar.