"Quitar la deducción fiscal de la vivienda es un disparate"
El dirigente defiende la participación de las empresas en la financiación de infraestructuras
Enrique de Aldama y Miñón, madrileño de 70 años, llegó hace seis meses a la presidencia de Seopan, la patronal de las grandes constructoras, para defender los intereses del conjunto del sector. Uno de sus objetivos principales es impulsar la participación del capital privado en la financiación de infraestructuras. Este empresario, vicepresidente de la CEOE, consejero de Repsol YPF y presidente de la comisión de expertos que inspiró la Ley de Transparencia, está convencido de que el nuevo Gobierno mantendrá el nivel de inversiones en obras públicas, considera "un disparate" eliminar las deducciones fiscales por compra de vivienda y propone un gran pacto entre empresarios y sindicatos contra la siniestralidad laboral.
"Hay que hacer un gran pacto para la formación en materia de seguridad laboral. Una cartilla podría certificar la experiencia de cada obrero"
"Nos es igual construir tuberías que desaladoras. No nos corresponde decir qué solución es mejor para paliar el déficit de agua"
Pregunta. ¿Cómo va la construcción?
Respuesta. El sector ha sido motor de crecimiento y lo seguirá siendo este año. Vamos a crecer entre un 3% y un 4%. Y estoy convencido de que el nuevo Gobierno mantendrá la inversión. Las conversaciones que hemos tenido con las ministras de Medio Ambiente [Cristina Narbona] y Fomento [Magdalena Álvarez] indican que se seguirá licitando y que el presupuesto va a crecer.
P. ¿No les da miedo entonces que se paralicen proyectos?
R. ¡A nosotros ya no nos da miedo casi nada! Las constructoras han trabajado con Franco, con la UCD, con el PSOE, el PP, y otra vez con el PSOE. Estupendo, trabajaremos con quien sea. Tenemos absoluta confianza. El sector no está preocupado. Lo que espera es que se ponga en marcha el nuevo plan de infraestructuras y la alternativa al trasvase del Ebro lo antes posible.
P. ¿La marcha atrás en el trasvase perjudica al sector?
R. Nos es igual construir tuberías que desaladoras. La propuesta del PP para el trasvase del Ebro eran 4.000 millones de inversiones; la del actual Gobierno, centrada en plantas desaladoras, unos 3.800 millones. Haremos lo que quiera la Administración. A nosotros no nos corresponde decir qué solución es mejor para paliar el déficit de agua. Sólo queremos que haya volumen de obra. Y no sólo porque las empresas vayan a ganar más o menos dinero, sino porque este país necesita infraestructuras.
P. Fomento no ha dejado muy claro qué papel jugará el capital privado en la financiación de infraestructuras.
R. La ministra nos ha dejado claro que quiere seguir contando con la financiación extrapresupuestaria. Ahora hay que ver qué parte quiere el Gobierno que se financie con capital privado. Todos sabemos los límites presupuestarios. Lo que es importante es tener en cuenta que en España tenemos a siete de las 10 mayores empresas del mundo en concesiones [autopistas, aeropuertos, tratamiento y transporte de agua, desaladoras], expertas en este tipo de financiación.
P. ¿Aprecia signos de agotamiento en la marcha del sector?
R. No, no creo que el sector, desde el punto de vista de las infraestructuras, vaya a resentirse. La vivienda es otro tema. En construcción residencial necesariamente se va a atemperar la marcha. Pero no creo que el precio de la vivienda sea disparatado. Sólo hay que ver lo que vale un piso en Madrid y en París.
P. Los franceses ganan más que los españoles.
R. Sí, pero es que la vivienda en Madrid vale el 70% de lo que cuesta en París y las rentas están en esa proporción. Lo que ha pasado es que este país es más rico que hace 10 años y la gente quiere comprarse casas. Lo que hay que resolver es el problema de un porcentaje de la población que a estos precios no puede comprar. Si el sector privado cree que con las viviendas protegidas va a ganar dinero, las hará, pero no si pierde. Hay que subir los precios de esos pisos para que se adapten a la realidad.
P. ¿No cree que haya burbuja y que vayan a caer los precios?
R. No lo creo. Aquí sólo ha habido una burbuja: las puntocom. En Internet se vendía aire, no casas, que son un activo. Además, me tiene sin cuidado que el señor que compra pisos para especular se arruine. Y la mayoría compra pisos para vivir.
P. ¿Es partidario de que se eliminen las deducciones fiscales por compra de vivienda?
R. Me parece un disparate. Y una injusticia para el que se vaya a comprar un piso en el futuro. La primera vivienda es un bien básico. Además, que haya actividad es bueno para el país. Cada vez que se hace una casa, se está vendiendo madera, neveras, lavadoras... se está creando riqueza para el conjunto del país. El sector de la construcción tiene un efecto tirón que no hay que desperdiciar. Mientras no tengamos otros sectores que vayan tirando de la economía, hay que cuidar éste como oro en paño. Lo que hay que bajar es el precio del suelo.
P. ¿Liberalizándolo?
R. Liberalizándolo e impidiendo que el suelo sea la principal fuente de financiación de los ayuntamientos.
P. ¿Son necesarias más fusiones en el sector?
R. El sector es suficientemente grande. Eso no quiere decir que no haya alguna empresa que quiera ser más grande... Pero creo que habrá movimientos en las empresas de tipo medio.
P. ¿FCC y Acciona se fusionarán?
R. Eso hay que preguntárselo a José Manuel Entrecanales y Esther Koplowitz.
P. ¿Qué riesgos afronta el sector? Se teme que el grifo de los fondos europeos se cierre pronto.
R. No creo que los fondos se vayan a acabar, como mucho se reducirá su cuantía a partir de 2007. Eso dependerá de cómo se negocien en su momento. Además, el país debe de ser capaz de aportar su propia financiación. Si la economía sigue bien, a la construcción le irá bien.
P. ¿Qué objetivos se ha marcado al frente de Seopan?
R. Además de continuar impulsando la participación del capital privado en la financiación de las infraestructuras, hay que abordar tres puntos importantes: impulsar aún más la innovación, la investigación y el desarrollo; seguir trabajando en la disminución de la accidentalidad, e introducir el sector en la sociedad de la información para aumentar la productividad.
P. La construcción encabeza todas las listas de accidentalidad laboral, ¿cómo puede solucionarse este problema?
R. La clave está en la formación y el control. A través de la Confederación Nacional de la Construcción [patronal de todo el sector] se debería de hacer un gran pacto con los sindicatos para fomentar la formación en materia de seguridad. El gran crecimiento experimentado por el sector en los últimos años ha permitido la incorporación de casi un millón de trabajadores. Nadie debería ir a la obra sin tener una preparación explícita, sobre todo en las situaciones de mayor riesgo, como alturas y zanjas. Es necesario que conozcan los equipos de seguridad y cómo utilizarlos. Y eso hay que controlarlo.
P. ¿Cómo?
R. Se podría crear una cartilla para cada trabajador, en la que se anote la experiencia, las horas de cursos de formación..., que certifique su preparación. Es el único camino. Todo lo demás es hacer demagogia.
P. ¿Qué hay que hacer con la temporalidad?
R. Este sector es temporal. No se puede transformar un sector cuyo negocio consiste en trasladarse de aquí para allá para, por ejemplo, montar una fábrica, y a los 18 meses se tiene que ir a otro sitio a construir un puente. La plantilla va cambiando. Y ahí también entran las subcontratas, que trabajan hoy para ti y mañana para otro en función de la carga de trabajo. Si el trabajo que hacen las subcontratas se integra verticalmente en la constructora, la empresa se arruina. Pretender que se pueda hacer eso en España es un absurdo; no se hace en ningún país de Europa. Lo que hay que exigir es que esas empresas subcontratistas sean serias y cumplan la legislación. En general lo son. Siempre hay un señor que actúa de manera ilegal, pero eso no puede ser la pauta.
Un código de buena conducta para las constructoras
En algo se tenía que notar el paso de Enrique de Aldama por la comisión que inspiró la Ley de Transparencia que controla a las empresas cotizadas. Seopan acaba de adoptar un código de buena conducta del sector que las 27 constructoras que integran esta asociación, cuya facturación supone casi un 5% del producto interior bruto (PIB) español, se han comprometido a cumplir. "Esperamos que, aparte de las empresas de Seopan, se apunte una parte importante del sector", afirma.
Se trata de cinco compromisos: ética y gobierno corporativo; seguridad y salud de los trabajadores; calidad, medio ambiente y responsabilidad social; I+D+i y nuevas tecnologías, y creación de valor para los accionistas y la sociedad en general. Por ejemplo, no discriminar a los trabajadores por razón de sexo o ideología, impulsar la formación de la plantilla y, en términos de empresa, procurar la máxima transparencia. "No sólo cumplir las leyes, sino estar a la última en materia de seguridad, herramientas, mecanismos, sistemas, medio ambiente", explica el presidente de Seopan.
De momento no se va a hacer un balance del grado de cumplimiento del código. "Lo que espero, y he pedido a las empresas, aunque no coticen en Bolsa, es que en sus informes anuales incluyan el cumplimiento de los puntos de este código", indica De Aldama. "Lo importante es que todos empecemos a incorporar los principios de responsabilidad social corporativa, aunque supongo que llegará un momento en el que habrá que empezar a auditar".
La Ley de Transparencia para todas las empresas cotizadas ha entrado en vigor este año. ¿Las nuevas normas de gobierno corporativo se están aplicando bien? "Lo importante es que se creía que era una moda, pero se ha incorporado a la forma de funcionar de las compañías y esto no tiene marcha atrás", asegura el empresario.
Impulsar la innovación es otra prioridad: "El sector debería invertir en I+D+i unos 1.300 millones de euros al año, es decir, el 1% de la producción. Ahora, se calcula que las empresas de Seopan dedican unos 300 millones. Nosotros hemos propuesto a Magdalena Álvarez que premie la innovación en la licitación de obras".
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