Peter Pan habla en italiano
Dice en los papeles promocionales el director Gabriele Muccino, nuevo en esta plaza, que "el desasosiego y la incapacidad para vivir armoniosamente en pareja es uno de los temas más actuales de nuestro tiempo", una confesión con la cual no se puede más que estar de acuerdo. De eso va, a la postre, una película como El último beso: de lo difícil que, para los hombres, resulta vivir en pareja, decir la verdad, comprometerse en serio. Y lo hace mediante una de las estratagemas de guión más socorridas para este tipo de peripecias: tomando como centro del relato a un grupo de amigos con distintas disponibilidades ante el amor (dos están casados, otro sufre por un amor desgraciado y el cuarto se lo monta a la buena de Dios, hoy con una, mañana con otra), y con diferentes grados de (in)madurez para asumir sus obligaciones sentimentales.
EL ÚLTIMO BESO
Dirección: Gabriele Muccino. Intérpretes: Stefano Accorsi, Giovanna Mezzogiorno, Stefania Sandrelli, Claudio Santamaria, Giorgio Pasoti. Género: comedia dramática. Italia, 2000. Duración: 120 minutos.
Los problemas, que los tiene y muy gordos, son principalmente dos: uno, que para contar las peripecias de cada uno el filme no se toma demasiadas molestias en dotar a sus personajes de un perfil psicológico recio y bien trazado. Dos, que lo que parece en principio una crítica a los comportamientos infantiles del cuarteto, a su vehemente deseo de dejarlo todo y lanzarse en una furgoneta a la aventura, como si aún tuvieran 20 primaveras, se termina disolviendo en una actitud de patriarcal comprensión por parte del director, que no sólo no juzga a sus criaturas (masculinas), sino que las hace objeto de su comprensión más generosa.
El resultado es una película inmoderadamente tramposilla, un retrato de itálicos Peter Panes demasiado arropados por su creador. Podrá gustar a quienes crean que el regreso a la juventud, al tiempo de las ilusiones, las burradas y los enamoramientos sin consecuencias es un verdadero ideal de vida. Por el contrario, desagradará a todo aquel, o aquella, que crea que la vida en pareja es una negociación constante, una toma de partido por la madurez y el compromiso. Avisados quedan.
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