El arte desborda las calles

El pasado mes de febrero, la fachada de la Casa de América fue invadida por una bandada de pájaros de metal; unos contenedores de color naranja ocuparon la plaza de Colón, y el depósito del Canal de Isabel II, en la plaza de Castilla, se recubrió de un extraño material parecido al aluminio. Madrid Abierto, una iniciativa conjunta del Gobierno regional y el Ayuntamiento de Madrid, consiguió asombrar a los madrileños transformando los espacios cotidianos. Esto es lo que han pretendido con su proyecto estos cuatro estudiantes de arquitectura, pero utilizando para ello muy pocos medios y al margen de cualquier control institucional, quizá más cerca de la cultura de la pintada y del plantillismo -pintadas en paredes utilizando, en el segundo caso, una plantilla de papel o cartón-.
"En Londres hay gente que coloca esculturas en los pivotes de las aceras. Nadie les paga, lo hacen porque les gusta", explica Rafael Barneto.
Entre sus referentes consagrados, se encuentran artistas como el norteamericano Richard Serra, autor de grandes esculturas realizadas con planchas de acero, sin soldaduras, y sostenidas por la compensación de sus fuerzas de gravedad, que han llenado espacios urbanos de ciudades como Barcelona o París.
En cuanto a la intervención en estos espacios, existe el land art, caracterizado por estar relacionado con posturas ecologistas y antimercantilistas y que pretende hacer una crítica del mal trato que el hombre hace a su entorno. Y entre sus artistas, uno de sus referentes es el búlgaro Christo, cuya obra consiste en envolver todo tipo de objetos, incluyendo islas o monumentos de interés histórico. Entre sus creaciones figuran las islas rodeadas de tela rosa en Miami (1980-1983) y los paraguas amarillos y azules -más de 3.000- instalados en el paisaje de Japón y California (1984-1991), además de la envoltura del Reichstag en Berlín en 1995.
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