Hipotecas a 60, 90 y 120 años
Si por un lado tenemos en cuenta la precariedad en el empleo y por otro el precio desorbitado que están alcanzando los pisos, no nos queda más remedio que ser imaginativos.
Puesto que para muchísimas personas toda una vida no es suficiente, ¿por qué no incorporar la reencarnación a las hipotecas? Así, con cuatro o cinco reencarnaciones nos podríamos hacer propietarios de un pisito de 60 o 70 metros cuadrados, con sus correspondientes defectos de obra.
Qué nos importa que el precio total del pisito, cuando en la quinta reencarnación seamos un perro, se nos haya convertido en un millón de euros. ¡Menuda perrera tendremos!
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