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ONCOLOGÍA | La laboriosa técnica de Mohs elimina el carcinoma cutáneo capa a capa | Salud

La cirugía micrográfica aumenta el éxito de curación de los tumores malignos de piel

El auge del cáncer de piel está directamente relacionado con la exposición al sol sin protección. De hecho, es ya el tipo de tumor maligno más frecuente, y afecta en algunos países como EE UU o Australia a uno de cada tres individuos. Sin embargo, los dermatólogos han sabido reaccionar ante este hecho y en los últimos años han conseguido grandes logros en la lucha diaria contra el cáncer. Es el caso de un tipo especial de cirugía dermatológica: la cirugía micrográfica de Mohs, que consigue una cifra de curaciones del 99% de los casos tratados. Aunque es muy popular en EE UU y lleva más de 20 años practicándose en España, todavía se realiza aquí de forma minoritaria.

Esta técnica está indicada en diversos tumores de piel, en particular el carcinoma basocelular tumor maligno de gran agresividad local pero que no metastatiza otras zonas del organismo. El riesgo de padecerlo a lo largo de la vida varía entre el 11% y el 18% en función del sexo y el lugar de residencia y su principal factor de riesgo vuelve a ser la radiación ultravioleta del sol. De ahí que principalmente aparezca en cabeza y cuello. Precisamente, "la localización de alto riesgo, como la cara, es una de las indicaciones de la cirugía de Mohs, junto con tumores de más de dos centímetros de tamaño, las recidivas mediante otras técnicas y carcinomas ya de por sí con elevada tendencia a reproducirse, principalmente", explica Pedro Jaén, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

Reagan, Clinton y Bush fueron operados con esta técnica, poco implantada en España

Este centro es el primero de la salud pública madrileña que realiza esta técnica, muy popular, por otro lado, en la sanidad estadounidense, donde el 30% de los cánceres de piel se tratan con esta cirugía y mediante la cual se han operado varios de sus ex presidentes, como Ronald Reagan, Bill Clinton y George Bush. Y es que los resultados de esta técnica superan los de cualquier otra. El índice de curación en carcinomas basocelulares sin tratamiento previo es del 98-99%, mientras que con métodos tradicionales se consigue en el 90-96% de los casos. Y en caso de reproducción del tumor, la cirugía micrográfica es todavía más útil, con curaciones del 86-92%, por el 50% de otras técnicas. Otra de sus ventajas, explica Pablo Umbert, del Hospital Universitario Sagrado Corazón (Barcelona) y que practica esta cirugía desde 1981, es que "en el 95% de los casos la intervención es ambulatoria y con anestesia local".

Julián Sánchez Conejo-Mir, catedrático de Dermatología del Hospital Virgen del Rocío (Sevilla) y presidente de la Sociedad Europea de Cirugía Micrográfica, explica que se trata de una "técnica laboriosa y bonita de realizar, ya que consiste en quitar el tumor por capas". El tumor se procesa en fresco, gracias a la ayuda de un criostato. Se trocea y numeran las piezas para elaborar un mapa que mantenga la orientación correcta de la zona extirpada. Una vez teñidas las piezas, se analizan al microscopio, en el que se localizan las posibles zonas con células malignas. Si todavía hay restos de tumor, se repite todo el proceso anterior hasta que la zona operada está limpia. Una vez sin tumor, el dermatólogo cierra el defecto realizado mediante colgajos o injertos. En un solo acto, se ha extirpado el tumor con una elevada fiabilidad y se ha reconstruido el defecto.

"Aunque se pueden superar las dos horas de intervención", continúa Sánchez, "se trata de una técnica que ahorra dinero en el sistema público de salud, ya que evita reintervenciones y al paciente, deformidades por extirpaciones a ciegas en zonas estéticas faciales". Lo ideal, aclara Juan Ramón Garcés, del Servicio de Dermatología del Hospital de Sant Pau (Barcelona), es que en una misma intervención se pueda realizar "la extirpación, la lectura y la reconstrucción, aunque en algunos casos no es posible y el último paso se realiza con posterioridad".

Esta técnica combina dermatología, cirugía e histología, por lo que exige máxima especialización de los dermatólogos o trabajar en conjunto con los patólogos para la correcta lectura del tumor, como es el caso del Ramón y Cajal. Este hecho, unido a que puede consumir muchas horas de quirófano hasta la total eliminación del tumor son las dos principales razones de su escasa implantación en la sanidad pública. De hecho, donde más se realiza es en Barcelona, Valencia (Instituto Valenciano de Oncología), Sevilla, Madrid y Guadalajara y sus centros reciben pacientes de toda España. No obstante, y gracias a la buena salud de la dermatología en España, desde el Grupo Español de Cirugía Dermatológica, Láser y Oncología Cutánea se confía en que en 10 años esta técnica se realice en todos los hospitales españoles de primer rango.

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