Veraneo universitario
Prácticamente la totalidad de las universidades organizan cursos de verano, más o menos ambiciosos, con mayor o menor apoyo económico externo. Algunos, incluso, han llegado a convertirse en escenarios tan mediáticos como académicos por los que desfilan una extensa nómina de profesores, intelectuales, artistas, políticos y personalidades de la más diversa procedencia. Patrocinadores y colaboradores externos entre los que cabe citar a entidades financieras, empresas e instituciones públicas y privadas, subvencionan cursos bien por un interés específico en la actividad académica concreta, bien por un deseo de ligar su imagen empresarial o institucional a un evento positivo como son las universidades veraniegas.
Evidentemente no hay un canon para las universidades de verano, pero si hay un modelo bastante generalizado que toma como referencia aquellas grandes propuestas que se realizan en la sierra madrileña o en la capital cántabra.
En nuestra tierra, la Universitat de València, una de las pioneras entre las españolas en proponer actividades académicas estivales, celebra este año la vigésimo primera edición de la Universitat d'Estiu de Gandia, una propuesta singular que es el resultado de la colaboración entre la decana de las universidades valencianas y el Ayuntamiento de la capital de La Safor. El programa anual de Gandia conforma una propuesta que, sin renunciar a ser foro en el que intervienen personalidades de distinta filiación profesional, se sustenta sobre una lógica distinta a la de la práctica totalidad de los eventos universitarios veraniegos.
Las actividades del programa de cada edición discurren desde la primera hora de la mañana a la madrugada, y sus destinatarios son no sólo los estudiantes inscritos en los cursos, talleres y seminarios, sino la ciudadanía en general. Si a los primeros se les ofrece una actividad reglada, reconocida por un certificado en créditos académicos convalidables; a los segundos, a los ciudadanos atentos y sensibles a las actividades culturales, se les ofrecen conferencias, debates y mesas redondas en las que participan especialistas reconocidos, vinculados al mundo universitario, a los medios de comunicación, a la política o a la creación artística. Finalmente, a unos y otros, a estudiantes y público general, se les propone disfrutar de la noche con teatro, cine o música en directo.
Nuestra opción de veraneo universitario toma distancia así, conscientemente, de lo que es la actividad reglada de nuestras facultades y escuelas a lo largo del curso académico. Sin agobios, relajadamente, los estudiantes han elegido voluntariamente asistir a uno o más cursos. El programa, que discurre bajo un lema genérico que orienta la edición de cada año, evidencia la potencia y la versatilidad de una institución universitaria cinco veces centenaria, tan viva y desarrollada que ofrece formación y divulgación en campos tan diversos como las ciencias tecnológicas y las humanas, las ciencias de la salud y las sociales, las ciencias básicas y las jurídicas.
Nuestra universidad de verano tiene que ser, claro, enriquecedora, formativa, académica. Sí, pero también ha de ser suficientemente atractiva para que quienes son convocados por ella perciban con nitidez que se les llama a acercarse al conocimiento no sólo de forma distinta a como lo hacemos en nuestras escuelas y facultades, sino que el aprovechamiento académico se produce en paralelo con el disfrute de las noches de julio en la proximidad de la playa.
Los estudiantes son invitados en las aulas a acercarse a los temas, los universales y los locales, desde una mirada plural que propicia la reflexión desde distintos puntos de análisis, desde una pluridisciplinariedad que es, quizá, más infrecuente que normal, y que a todos nos enriquece.
Esa alternativa universitaria de verano, además, se fortalece y oxigena por su contacto con una ciudadanía que no tiene una relación habitual con la Academia. La Universidad se esfuerza en programar actos y actividades que resulten de interés para ella y se siente recompensada si consigue convocarlos y hacerlos disfrutar con nuestra propuesta.
Joan del Alcázar es Director de Universitat d'Estiu de Gandia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.