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Reportaje:

Un nuevo rey para Las Vegas

Kirk Kerkorian logra hacerse con los casinos de Madalay por 7.900 millones de dólares

El león que nunca duerme. Eso es lo que dicen en Las Vegas del multimillonario Kirk Kerkorian, al que sus 87 años de edad no le pesan nada. Tampoco la inmensa fortuna que ha ido amasando con sus manos, con la que parece no conformarse. El accionista mayoritario de los estudios MetroGoldwynMayer (MGM) y del operador de casinos MGM Mirage está a un paso de convertirse en el más grande entre los grandes en el mundo de los juegos de azar y del negocio de las convenciones, al anunciar la compra de su rival Mandalay Resort.

El imperio de Kerkorian contará con 30 casinos, 75.000 plazas hoteleras, el 40% de las tragaperras y el 44% de las mesas de apuestas del país

A Kerkorian -número 65 en la lista de los hombres más ricos del planeta, según Forbes- le bastan tres minutos para oler una buena operación. Los negocios, dice, son "el elixir de la vida". Y mientras más grande sea la operación, mejor. Es raro ver al magnate en eventos públicos Ni siquiera se pasea por sus casinos. Lleva más bien una vida al margen de la sociedad mientras teje tras las cortinas la expansión de su imperio. Nada que ver con el gánster Bugsy Siegel, quien en 1946 abrió en Las Vegas el primer casino con neones, el Flamingo. Sin embargo, su historia está íntimamente ligada al boulevard del juego desde hace 35 años.

Kirk Kerkorian está considerado, de hecho, como uno de los pocos hombres de negocios que apostaron por transformar la imagen del vicio de la Sin City -la ciudad del pecado-, para convertirla en todo un icono del capitalismo y del negocio. La adquisición de Mandalay Resort por 7.900 millones de dólares, anunciada hace dos semanas, es un paso más en esa dirección. Sin tener que salir de Las Vegas, este magnate californiano, hijo de inmigrantes armenios, controlará 11 hoteles de casinos, entre ellos los famosos Bellagio, Mandalay Bay, Excalibur, Lu-xor, New York New York o el Circus Circus.

Kerkorian tendrá más plazas hoteleras de las que nunca pudieron tener juntos el multimillonario tejano Howard Hughes y Stephen Wynn, antiguo dueño de la cadena Mirage. Lo único que le falta es el Caesar Palace. Hasta el punto que dicen que Las Vegas, una de las metrópolis de mayor crecimiento en EE UU, es propiedad de una sola compañía. Su reino en el mundo del juego irá más allá aún. Con la adquisición de Mandalay, su imperio se extenderá a otros Estados del país -Nevada, Misisipí y Nueva Jersey- y Australia.

MGM Mirage, donde Kerkorian posee el 57% del accionariado, contará con un total de 30 propiedades y sumará 75.000 plazas hoteleras, el 40% de las máquinas tragaperras y el 44% de las mesas de apuestas del país. A esto hay que sumarle 186 kilómetros cuadrados de espacio en centros para convenciones en las principales ciudades de EE UU. MGM contará con 70.000 empleados y unos ingresos superiores a los 7.000 millones de dólares anuales.

La adquisición de Mandalay es la segunda más importante que en los últimos cuatro años va a realizar MGM, tras hacerse en 2000 con el control de Mirage en una operación valorada en 6.400 millones de dólares. El propio Stephen Wynn explica que Kerkorian siempre se bate a sí mismo: "Cuando había hoteles con 400 habitaciones, él construyó uno con 1.512 plazas en 1969. Después se superó con uno de 2.000 y luego otra vez con un gigante de 5.000". Si el mafioso Bugsy Siegel está considerado como el creador de Las Vegas, a Kirk Kerkorian se le atribuye la era de los megaresort.

La adquisición de Mandalay, como todas las apuestas fuertes, está sujeta a varios riesgos. Por un lado, está el control de las autoridades reguladoras, que podrían imponer la venta de determinados activos y la cesión de licencias para evitar una concentración excesiva en el sector. La otra es la amenaza de un nuevo ataque terrorista en suelo estadounidense, que podría dejar la operación en zona peligrosa, ya que Las Vegas está considerada como un objetivo posible.

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