El terrorismo paraliza el sector petrolero
Irak necesita restablecer la seguridad para seguir exportando crudo y atraer la inversión
Las exportaciones de petróleo de Irak estuvieron interrumpidas casi una semana a mediados de junio debido a los atentados contra los oleoductos. El corte de suministro pudo haber provocado un desbarajuste en el mercado del crudo. Si esto no sucedió fue, en parte, porque el mercado está advertido de lo que puede pasar en Irak y porque Arabia Saudí está produciendo más de nueve millones de barriles diarios, una cifra cercana al máximo de su capacidad.
"Es verdad que la falta de crudo iraquí no tuvo un impacto en el mercado, pero el hecho de que los terroristas lograsen anular la mayor, por no decir única, fuente de ingresos del país entre el 16 y el 21 de junio es alarmante y es una amenaza clara para el nuevo Gobierno", opina un intermediario del mercado londinense. Irak exporta en torno a 1,8 millones de barriles diarios de una producción de dos millones, con lo que a precios de mercado, el país ha dejado de ingresar más de 300 millones de dólares en esos cinco días.
¿De qué sirve poseer las segundas reservas de crudo del mundo si no pueden extraerse?
La situación y el futuro de la industria petrolera iraquí están claramente influidos por el grado de violencia. De momento, la producción petrolera por parte de la empresa estatal iraquí, dividida en la Northern y Southern Oil Company, está en funcionamiento. Los yacimientos que sobrevivieron a la guerra contra Irán en los años ochenta y que se mantuvieron activos durante la etapa de Sadam Husein al frente del Gobierno, siguen extrayendo crudo y llevándolo hasta las terminales de embarque en el mar Rojo y en el Mediterráneo.
La empresa iraquí que comercializa el crudo, SOMO (State Oil Marketing Organization), también trabaja con normalidad. "La gente del SOMO, tanto en la oficina de Londres como en la de Bagdad no han cambiado. Ni la violencia ni la inestabilidad política han afectado al procedimiento de adjudicación de contratos de suministro", explica una fuente de una petrolera española que ha cerrado varios contratos de compra de crudo iraquí.
Irak cuenta, de momento, con una producción de crudo de dos millones de barriles diarios, medio millón inferior a la registrada antes de la guerra. El 85% del crudo se exporta por el sur del país, a través de la terminal de Basora; el resto se saca por la del norte, desde Kirkuk hacia la costa turca. Los ataques se habían centrado hasta ahora es esta segunda ruta, pero en las últimas semanas la estrategia es otra y los terroristas quieren golpear donde más duele. Otro problema es la industria del refino para consumo interno. Está tan deteriorada que incluso hay escasez de carburantes en Irak y, en algunos casos, se ha importado gasolina desde Jordania.
Este es el panorama con el que asume sus poderes el Gobierno del presidente Ghazi al Yauar y el primer ministro Iyad Alaui. El presente es difícil y las perspectivas no son nada alentadoras. ¿De qué sirve poseer las segundas mayores reservas de crudo del mundo, unos 112.000 millones de barriles, si no pueden extraerse?
La industria petrolera iraquí ha sufrido un deterioro constante durante los últimos 24 años, en los que el país, salvo por dos años de respiro entre 1988 y 1990, sólo ha vivido guerra, violencia, embargo y más guerra. A pesar de que Irak tiene el visto bueno de sus socios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para producir hasta 5,5 millones de barriles diarios desde 1979, la extracción del país jamás superó los 3,5 millones y hace varios años que está por debajo de ese nivel.
La falta de seguridad es la guinda que le faltaba al sector. No hay garantías de que no haya interrupciones en el suministro y es ilógico esperar que alguna petrolera extranjera ponga un dólar en el negocio de exploración producción o en el de refino a corto plazo. "Todas las compañías", comenta una fuente del sector, "están pendientes de la evolución de Irak, pero ninguna invertirá en el país hasta que haya seguridad y veamos que el Gobierno que asume ahora funciona mínimamente y es capaz de algún modo de garantizar las inversiones. Extraer crudo en Irak no es caro ni necesita demasiadas inversiones iniciales, por ello las petroleras no tendrían problemas en disponer de fondos para una entrada rápida a ese mercado en caso de presentarse la oportunidad", añade la misma fuente.
Muchas empresas que estaban participando en las tareas de reconstrucción de Irak se han retirado y otras han aplazado sus planes de inversión. Incluso a las empresas que se adjudicaron los contratos financiados por EE UU, como la compañía de equipo petrolífero KBR (Halliburton), la de ingeniería Fluor Corp., y la constructora Bechtel, se les hace cada día más difícil permanecer. Los gastos de seguros y de seguridad demandan más del 20% del dinero que Washington le ha pagado para la reconstrucción.
Un portavoz de la empresa de seguridad surafricana Erinys, que con 450 vehículos y 14.000 hombres vigila todas las instalaciones petrolíferas iraquíes, evita responder acerca de la situación de la seguridad en Irak y del fuerte aumento de las tarifas que aplica y que son ya astronómicas, según fuentes del sector. El crudo suele formarse en lugares de riesgo, pero Irak es demasiado peligroso.
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