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Negroponte jura como embajador norteamericano en Bagdad

John Negroponte, el veterano, hábil y, al mismo tiempo, controvertido diplomático estadounidense, se dispone hoy a trasladarse a Bagdad como primer embajador de Washington en el Irak de la posguerra, tras jurar ayer su cargo ante el titular del Departamento de Estado, Colin Powell. Negroponte, hasta hace unos días jefe de la misión norteamericana ante Naciones Unidas, sustituirá como cabeza visible de EE UU en Irak al hasta ahora procónsul y jefe de la Autoridad Provisional de la Coalición, Paul Bremmer, que cesará en sus funciones dentro de una semana, cuando se produzca el traspaso de soberanía al Gobierno interino iraquí.

Negroponte, nacido en Londres hace 64 años en el seno de una familia de armadores griegos que emigró a EE UU a finales de la II Guerra Mundial, se enfrenta a lo que, sin duda, se puede calificar del puesto diplomático más difícil del mundo en estos momentos. El nuevo embajador llegará a Bagdad en medio de un incremento de la violencia terrorista por parte del grupo dirigido por el jordano Abu Musab al Zarqaui, al que se considera responsable del degollamiento del estadounidense Nick Berg.

Mil funcionarios

El nuevo embajador se hará cargo de la mayor Embajada de Estados Unidos en el mundo, dotada con casi un millar de funcionarios. Negroponte advirtió ayer, en declaraciones a la cadena de televisión ABC, que "la devolución de la soberanía no significará una solución de la situación [de seguridad] de la noche a la mañana". Lo que sí se puede conseguir, añadió, es avanzar "en la buena dirección". "Incluso los que albergan dudas sobre nuestra actuación estarán de acuerdo en que no podemos marcharnos por las buenas y abandonar el país al caos", manifestó.

Negroponte tiene a sus espaldas una de las carreras más brillantes del servicio exterior estadounidense, no exenta de controversia por su actuación como embajador en Honduras, donde algunos activistas de derechos humanos le acusan de no haber hecho nada para poner coto a las actuaciones de los paramilitares hondureños durante los turbulentos años de las guerras civiles centroamericanas.

El nuevo embajador, que sirvió como número dos de Colin Powell cuando el actual secretario de Estado dirigió el Consejo de Seguridad Nacional durante la presidencia de Ronald Reagan, empezó su carrera diplomática en Hong Kong en los sesenta desde donde fue trasladado a Saigón. Participó como ayudante de Henry Kissinger en las negociaciones de paz con el Viet Cong, que pusieron fin a la guerra de Vietnam, y después sirvió como jefe de misión en Ecuador y México.

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