Ni caso
Día 21 de junio, 16.55 horas, paseo de Recoletos, lateral de la Casa de América. Una hilera de seis coches de gran tamaño y una enorme motocicleta están estacionados, uno detrás de otro y subidos en su totalidad encima de la acera reservada al tránsito de peatones. Compruebo cómo en la Casa de América se está celebrando algún tipo de evento e intuyo que los citados vehículos son oficiales, lo cual, supongo, no es óbice para incumplir las normas municipales.
Llamo al 092 informándoles de que una serie de coches han invadido la acera reservada a los peatones. Toman nota de la incidencia y de mi nombre. A los ocho minutos se presenta una pareja de la Policía Municipal. Observo, sin identificarme, a corta distancia. Tras cinco minutos de amigable conversación con alguno de los chóferes de los vehículos infractores, los agentes del orden abandonan el lugar sin llevar a cabo ningún tipo de diligencia.
Desde estas páginas conmino a cualquier responsable municipal a justificar, si es que puede, tan alevosa impunidad. Lo más patético, que no gracioso, es que justo debajo hay un parking público.
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