Un grupo integrista amenaza con decapitar a un rehén si Corea del Sur no se retira de Irak
El Gobierno de Seúl, que tiene 660 militares en el país árabe, confirma que enviará 3.000 más
El grito de un surcoreano que corría el riesgo de ser decapitado por un puñado de exaltados religiosos amenazaba anoche con ensangrentar una vez más este país castigado por la guerra, la ocupación y el fanatismo. "Soldados coreanos, marchaos de aquí, por favor. Quiero vivir. Mi vida es importante", imploraba una y otra vez Kim Sun-il desde el vídeo macabro que sus captores hicieron llegar como aviso. Su exigencia: que Seúl retire sus 660 soldados de Irak. Corea del Sur anunció que mantenía su compromiso de enviar 3.000 soldados más a partir de agosto.
Kim, de 33 años, vino a Irak justo hace un año como intérprete de Gana Trading, una compañía que abastece de alimentos al Ejército de Estados Unidos. Cristiano evangelista licenciado en teología y árabe, el surcoreano encontró en su trabajo una doble oportunidad profesional y misionera. "Me encuentro cómodo aquí", tranquilizó a su madre durante su última llamada telefónica el pasado abril. Hasta el jueves último. Ese día acompañó a un convoy hasta la base norteamericana de las afueras de Faluya. Fue secuestrado al abandonar el recinto.
Desde entonces, su empresa trataba de negociar su liberación a través de un empleado local sin informar al Gobierno surcoreano. La emisión del vídeo en la cadena árabe Al Yazira descubrió el secuestro. "Os pedimos que retiréis vuestras tropas de nuestra tierra y no despleguéis más soldados, si no os enviaremos la cabeza de este coreano", amenazaba uno de los tres secuestradores que aparecían en la grabación armados con fusiles Kaláshnikov y con los rostros cubiertos por pañuelos árabes. El portavoz daba 24 horas a Corea del Sur. Hasta la puesta del sol de ayer.
El ultimátum adquiere aún más fuerza si cabe por el hecho de que la pancarta que servía de fondo a las imágenes identifica a los autores como Yamaat al Tawhid ual Yihad (Asociación para el Monoteísmo y la Guerra Santa). Se trata del mismo grupo que decapitó al norteamericano Nick Berg el pasado mayo y al que también se responsabiliza del asesinato del penúltimo presidente del Consejo de Gobierno iraquí, Ezedín Salim, a mediados del mismo mes. Los servicios de información estadounidenses lo vinculan a Abu Musab al Zarqaui, un ciudadano jordano buscado por diversos actos terroristas en la estela de Al Qaeda.
"La decisión de mi Gobierno de despachar nuestras tropas para ayudar a los iraquíes a rehacer su economía permanece invariable", anunció el ministro surcoreano de Exteriores, Ban Ki-moon. Seúl, que cuenta desde hace un año con un pequeño contingente de 660 ingenieros y médicos en Nasiriya, al sur de Irak, anunció el pasado viernes su intención de enviar otros 3.000 soldados a Erbil, al norte del país, a partir de agosto. Este despliegue convertiría a la fuerza surcoreana en la tercera más importante después de las de EE UU y Reino Unido.
"Enviar tropas mata, mata, mata", corearon medio millar de manifestantes anoche en Seúl. Su Gobierno parecía sospecharlo cuando el pasado sábado, un día después del anuncio del envío de un nuevo contingente y cuando aún se desconocía el secuestro de Kim, advirtió a sus ciudadanos de que no viajaran a Irak. La respuesta de los 35 médicos coreanos destinados en Nasiriya fue más contundente. Ayer se negaron a recibir pacientes iraquíes "para manifestar su malestar por el secuestro", según informó uno de sus traductores.
Empleados extranjeros
"Fue capturado al mismo tiempo que otras personas", relató ayer a la agencia surcoreana Yonhap el director de la compañía para la que trabaja Kim, Kim Choo-ho. Éste identificó a los otros secuestrados como "empleados de un país no identificado que trabajan para la empresa norteamericana KBR", una filial de Halliburton que se ha hecho con la mayoría de los contratos militares en Irak. También aseguró que el grupo secuestrador tiene en su poder a una decena de rehenes extranjeros, entre ellos "al menos un periodista europeo y algunos empleados de compañías estadounidenses".
Un diplomático europeo dijo a este diario que, tras una ronda de llamadas a sus colegas, ninguno tenía constancia de que alguno de sus ciudadanos se encontrara retenido. El pasado abril, cuando se desató la oleada de secuestros de extranjeros, hasta medio centenar llegaron a estar cautivos al mismo tiempo. La mayoría han quedado en libertad, pero al menos cuatro (un danés, un italiano, un estadounidense y un libanés) fueron asesinados. A día de hoy, una decena de extranjeros, además de un número indeterminado de iraquíes, se hallan secuestrados o en paradero desconocido en Irak.
"Cualquier toma de rehenes se convierte en una prioridad", aseguró ayer el portavoz civil de la coalición, Dan Senor, tras asegurar que se está haciendo todo lo posible para conseguir la puesta en libertad del rehén surcoreano.
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