Detenido el ex presidente de Vivendi por presunta manipulación contable
La justicia investiga a Messier por la compra masiva de acciones antes del desplome en Bolsa
Jean-Marie Messier, el icono de la ambición en la clase empresarial francesa, fue detenido ayer en los locales de la Policía Financiera de París a causa de una investigación judicial por falseamiento de datos financieros y manipulación de la cotización bursátil, llevada a cabo por el grupo Vivendi Universal bajo su presidencia. El juez que dirige esta investigación, Henri Pons, quiere saber quién es el responsable de presuntas ilegalidades cometidas con la compra masiva de acciones propias, que ascendió a 21 millones de títulos y en las que el grupo invirtió 1.700 millones de euros, antes de que la cotización se desplomara.
Anoche seguía sin decidirse la situación judicial de Messier, que se había presentado en los locales policiales tras recibir una citación. El más importante de sus colaboradores de aquel tiempo, Guillaume Hannezo, está procesado por haber vendido títulos cuando sabía que la acción del grupo iba a caer, con lo cual hizo una plusvalía de 1,3 millones de euros. Otros dos colaboradores de Messier han sido procesados también, lo mismo que un directivo del Deutsche Bank, entidad utilizada como intermediaria para la compra masiva.
Todo empezó cinco días después de los atentados contra el Pentágono y las Torres Gemelas de Nueva York. El grupo Vivendi Universal encargó al Deutsche Bank la adquisición masiva de acciones de Vivendi Universal en Bolsa. Oficialmente se trataba de sostener la cotización en medio del enloquecimiento bursátil provocado por los atentados en EE UU.
La operación comenzó pocos días antes del 25 de septiembre, fecha en que estaba previsto presentar los resultados semestrales del grupo. La ley francesa prohíbe a las empresas toda intervención sobre sus títulos quince días antes de la comunicación de resultados. No obstante, los abogados de los procesados y del propio Messier sostienen que la operación fue autorizada por el presidente de la autoridad bursátil, Michel Prada, que ha sido llamado a declarar como testigo por el juez instructor de este caso.
Entre el 17 de septiembre y el 2 de octubre de 2001, el grupo Vivendi Universal compró tantas acciones propias que rebasó varias veces el límite legal para ese tipo de operaciones. Al hilo de esa compra masiva se produjeron variaciones del 7,7% en la cotización del título durante una sola sesión bursátil. De los 21,7 millones de acciones adquiridos entre esas fechas, cerca de la mitad fueron comprados en los treinta minutos finales de cada sesión bursátil. Las compras continuaron durante la conferencia de prensa en que Vivendi presentó sus resultados económicos, lo cual implicó una variación del 4,8% de la cotización en menos de diez minutos.En total, el grupo Vivendi Universal gastó 1.700 millones de euros para hacerse con 35,7 millones de títulos. Esto provocó o acentuó la crisis de tesorería sufrida por Vivendi Universal a partir de diciembre de 2001.
La dirección del grupo era consciente del riesgo que corría gastando tanto dinero: "Las previsiones de tesorería que yo establecí durante el periodo 2001-2002 mostraban siempre un déficit entre 1.500 y 4.000 millones de euros a seis meses vista", ha reconocido a la policía financiera uno de los ex directivos ya procesados, Hubert Dupont Lhotelain, según informaba ayer el diario Le Monde.
Preocupado por los aspectos dudosos de la operación, un directivo del Deustche Bank consultó al servicio deontológico del banco el 21 de septiembre de 2001, ya con la compra masiva de acciones en marcha. En un correo electrónico posterior, fechado el 25 de septiembre de 2001 y dirigido a dos altos directivos del banco, el encargado de la operación daba cuenta de que "hoy, cinco minutos antes de la publicación de resultados, me han pedido que compre agresivamente en Bolsa; y después de los resultados, me han pedido que mantenga el precio de la acción por encima de los 50 euros". El encargado de ejecutar esas órdenes, que le parecían "totalmente ilegales", demandaba a sus superiores si debía seguir aceptándolas o no.
La Comisión de Operaciones en Bolsa (COB) -nombre anterior de la actual autoridad bursátil de Francia- ya concluyó en su día que la información dada por Vivendi Universal sobre su situación financiera entre 2001 y 2002 no había sido "exacta, precisa y sincera". Sin embargo, la investigación judicial en marcha va más lejos. La Asociación de Pequeños Accionistas (APPAC), cuya denuncia está en el origen de las actuaciones judiciales, cree que los registros efectuados han proporcionado indicios "graves y concordantes" sobre las responsabilidades atribuidas a los dirigentes del grupo y está a la espera de un procesamiento de Messier que confirme sus sospechas.
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