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Un imperio creado en medio de una burbuja especulativa

Jean-Marie Messier abandonó la presidencia de Vivendi Universal el 2 de julio de 2002, entre los aplausos de algunos empleados del grupo que hicieron fila para presenciar su salida. Se iba el principal responsable de una aventura industrial fuera de la norma, el arquetipo de ejecutivo empresarial que se fabricó un imperio en plena burbuja especulativa, cuando todo lo que olía a Internet y a nuevas tecnologías de la comunicación parecía destinado a convertirse en oro, y que ha tardado menos de dos años en deshilacharse.

La trayectoria del joven enarca Jean-Marie Messier se cruzó en 1996 con la Générale des Eaux, una empresa centenaria francesa, dedicada a los servicios públicos a colectividades. El dinámico ejecutivo la convirtió en la base de un grupo de medios de comunicación, telecomunicaciones e Internet, rebautizado como Vivendi. Al cabo de cuatro años lo amplió a dimensiones trasatlánticas, fusionando el grupo francés con el norteamericano Universal hasta montar, en 2000, el armazón de una multinacional con base en París.

No hubo investigación de la autoridad bursátil sobre las actuaciones del equipo de Vivendi Universal hasta después de la salida de Messier. A ella se añadieron las denuncias de la Asociación de Pequeños Inversores (Appac) en Francia y la de Pequeños Accionistas (Adam) en EE UU, las dos por la difusión de informaciones falsas sobre la situación financiera de Vivendi Universal.

Las personas que aplaudieron a Messier en su despedida probablemente tampoco eran conscientes de que se iba con 20,5 millones de euros como indemnización, reconocidos por el nuevo consejo de administración de Vivendi Universal, presidido por Jean-René Fourtou, el mismo día en que éste tomó posesión y a las 24 horas de la salida de Messier. Messier ha renunciado a esta indemnización.

Los jueces también han descubierto documentos que demuestran que Edgar Bronfman junior (que vendió los estudios Universal a Vivendi) pudo quedarse con unos 12 millones de dólares con motivo de su dimisión como vicepresidente del grupo, en diciembre de 2001. A ello se añaden algo más de 26 millones de dólares pagados por Vivendi a Bronfman en concepto de indemnizaciones, en época posterior a Messier.

Los interrogantes en fase de aclaración se extienden a las plusvalías realizadas por una fundación vinculada al actual presidente del grupo Vivendi, Jean-René Fourtou, y por familiares suyos, por operaciones con títulos del grupo que han motivado la apertura de una investigación de la autoridad bursátil francesa.

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