Un científico en el banquillo danés
Jens Bangsbo, ayudante de Morten Olsen, es una eminencia que aplica sus métodos al fútbol
Suecia es el único equipo en la Eurocopa que exhibe la figura del doble seleccionador: Tommy Söderberg ejerce de motivador de los futbolistas mientras que del análisis táctico del juego se encarga Lars Lagerbäck. De momento, el formato parece funcionar. La configuración del cuerpo técnico danés tiene una sola cabeza visible, pero también aspectos peculiares. Morten Olsen es un seleccionador cuyo principio de autoridad gravita en torno a su excelente pasado como futbolista. El influjo de la elegancia y conocimiento del juego que exhibió durante su larga carrera de libero le asigna ahora una jerarquía distinguida ante sus pupilos. Una condición de liderazgo difícilmente explicable por la ciencia.
"Me concentro en la capacidad del jugador para optimizar su aptitud física y técnica"
Pero, curiosamente, Olsen tiene a su lado, como hombre de confianza, una figura anónima para el gran público, pero más que reconocida por la comunidad científica internacional. Jens Bangsbo ocupa oficialmente el cargo de ayudante de Olsen. Se le ve dirigir entrenamientos físicos y tácticos, tanto individuales como colectivos, dar instrucciones, libreta en mano, a los suplentes que se incorporan al juego, o cambiar impresiones con Olsen en el banquillo. Pero es mucho más que un segundo entrenador.
A sus 46 años, es toda una eminencia acostumbrada a vivir con un pie en el campo de fútbol y otro en los laboratorios. Desde 2001 ha sido la mano derecha de Marcello Lippi en la dirección del Juventus, y anteriormente había trabajado esporádicamente al servicio de equipos como el Ajax, el Oporto o el Liverpool. A pesar de que jugó en algunos equipos modestos de la Primera División danesa, no llegó a ser una celebridad con el balón, cosa que sí consiguió en el campo de la fisiología. Alejandro Lucía, profesor de Ciencias Morfológicas y Fisiología de la Universidad Europea de Madrid, le presenta como "un científico de referencia que combina las dos vertientes: el trabajo de campo y el de laboratorio, utilizando siempre las técnicas más avanzadas, y cuya aportación más importante a la fisiología ha sido un completísimo estudio sobre la respuesta del organismo del deportista ante esfuerzos intermitentes e intensos, es decir los que predominan en el fútbol. Incluso ha desarrollado técnicas de biopsia muscular para evaluar datos tan complicados como cuánto tiempo tarda en acumularse la creatina en un músculo".
Con una doble licenciatura en Ciencias y Matemáticas, mas un máster en Fisiología del Deporte y el título de entrenador, el currículo de Bangsbo contiene un sinfín de artículos publicados en prestigiosas revistas científicas y otro buen montón de libros cuya temática abarca desde análisis tácticos del juego a metodología de entrenamiento, pasando, claro, por su fuerte. La fisiología del fútbol es el título de su obra cumbre. Una tesis doctoral que le elevó a la categoría de gurú en ese terreno y que presentó en la Universidad de Copenhague en 1993 permitiéndose una licencia llamativa: La portada del trabajo representaba un campo de fútbol en el que los jugadores eran ilustres científicos capitaneados por el sueco Bengt Saltin, considerado la máxima autoridad mundial en fisiología del ejercicio.
Los estudios de Bangsbo sobre las pruebas de resistencia y recuperación intermitentes, llamados test yo-yo, fueron muy celebrados. En tiempos en los que la ciencia y el deporte tienden a asociarse para estirar la goma del rendimiento, el trabajo del danés no podía pasar inadvertido en el gran laboratorio en el que se ha convertido el fútbol italiano, siempre deslumbrado ante cualquier cosa que suene a modernismo.
En sus tres años con la Juve, que ahora pueden terminar con la llegada de Fabio Capello, el equipo ha conocido más éxitos que fracasos. Marcello Lippi valora mucho la dualidad de su colaborador: "Es una eminencia en el terreno analítico y en la preparación física, pero, además, es muy bueno leyendo el juego". Hay quien desconfía de los científicos que se pasean por los vestuarios, pero Bangsbo se defiende con dos argumentos: el primero es que él también ha sido jugador profesional; el segundo, sorprendente en un hombre de ciencia, es que afirma no tener demasiada fe en las estudios estadísticos.: "Me pueden indicar que un jugador ha dado 35 pases, pero no me explican la calidad de esos pases. Yo prefiero concentrarme en la capacidad del futbolista para optimizar su aptitud física y técnica y los progresos realizados en determinadas situaciones".
Su gusto por trabajar la preparación física con un balón de por medio hizo que en Italia se le considere como el hombre que sacó a los futbolistas del gimnasio.
Su actividad es venerada internacionalmente, pero también hay consagrados profesionales que, pese a elogiar su trabajo, no comparten la misma visión del fútbol. Alberto Giráldez, antiguo preparador físico de varios equipos de Primera y actual coordinador de la cantera del Madrid, considera que los estudios de Bangsbo son muy valiosos, pero afirma que "el fútbol es algo demasiado grande, demasiado libre, como para buscarle un envase científico. Tiene demasiadas variables como para invertir mucho tiempo en analizar tan sólo un ínfimo porcentaje de ellas. Claro que la ciencia ayuda, pero mucha gente del fútbol se apoya en ella para ganar una presunta sensación de seguridad sacando conclusiones de un estudio y olvidando la esencia del juego, que siempre será más rico de lo que piensan los que quieren controlar todos sus matices. Lo que ahora parece novedoso mañana estará obsoleto, como ha ocurrido siempre". Las palabras de Giraldez invitan a la reflexión. La versión más científica de muchas de las cuestiones que plantea se sienta en el banquillo danés para ayudar a un seleccionador que seguramente nunca pisó un laboratorio, pero jugaba de maravilla.
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